Las próximas elecciones del 25 de noviembre podrían provocar un auténtico terremoto en el PSOE que amenaza con llevarse por delante lo que todavía quede en pie dentro de la principal fuerza opositora española. Si la última semana ha sido movida para Alfredo Pérez Rubalcaba, con muchas declaraciones cruzadas tras la debacle en las elecciones gallegas y vascas, no parece que los dos últimos meses del año vayan a ser mucho más tranquilos.
Según una encuesta que publica este domingo La Vanguardia, el PSC se hundirá en las próximas elecciones catalanas y pasará de 28 a 18 escaños y se quedaría con apenas el 13,4% del voto. Son unas cifras paupérrimas para un partido que hace apenas tres años estaba al frente del Gobierno regional. Incluso, un PP debilitado y a la baja, que pasaría de 18 a 17 escaños, amenaza con arrebatar a los socialistas el segundo puesto como fuerza política más votada.
En lo que hace referencia al resto del arco parlamentario, destaca el frenazo a la subida de CiU, que se quedaría con 65-66 escaños, a dos o tres de la mayoría absoluta, y la fuerte subida de Ciutadans, que pasaría de 3 a 6 representantes y conseguiría grupo propio en el Parlamento regional. El partido de Artur Mas, que había mantenido una tendencia ascendente en las encuestas desde los últimos comicios regionales de 2010, sufre una ligera caída en intención de voto y se quedaría en el 40,9%, dos puntos menos de lo que se preveía hace un par de meses.
Además, ERC subiría 6 escaños, de 10 a 16, recogiendo la fuga de votos de Solidaritat per la Independencia, que se quedaría fuera de la Cámara. Por último, hay que destacar el levísimo ascenso de Iniciativa, que apenas pasa de 10 a 12 asientos y no logra rentabilizar del todo el desplome de los socialistas.
El hundimiento
Los resultados del PSOE son preocupantes en sí mismos, porque sacar un 13% de votos en uno de sus tradicionales graneros dice mucho de la dinámica en la que se ha metido el partido. Pero se hacen aún más dramáticos si se analiza el hundimiento absoluto que han sufrido los socialistas catalanes en el último lustro.
En 2003, con Pacual Maragall al frente, el PSC logró el mejor resultado de su historia en unas autonómicas, al obtener el 31,18% de los votos y 42 escaños. Fue entonces la fuerza política más votada, por delante de CiU (aunque los convergentes tuvieron 4 escaños más por razón de la ley electoral) y lograron alcanzar la Generalidad. Eran los días felices del primer tripartito. Desde entonces, ha sufrido una caída libre que todavía continúa. En 2006, ya con José Montilla, los socialistas lograron el 26,81% del voto y 37 escaños que les permitieron reeditar el tripartito.
En 2010, sufrieron una derrota clamorosa, con sólo el 18,3% del voto y 28 escaños. En aquel momento, todos pensaron que ése era el suelo electoral del socialismo catalán. Pues podrían estar equivocados. Si las encuestas aciertan, podríamos ver el próximo 25 de noviembre al PSC rondando el 14-15% del voto y no alcanzando los 20 escaños. Para un partido que en las Generales de 2008 logró el 45% del voto de la región, es difícil imaginar un escenario más dramático.