Probablemente se le escapó, porque el discurso de José Antonio Griñán de ayer en el Comité Director tenía la misión de fustigar el caso Bárcenas. Lo cierto es que en un momento, no liviano, de su intervención se anticipó a la decisión de los tribunales y afirmó que el PSOE andaluz, y familiares y allegados se habían beneficiado de los fondos destinados al desempleo en el caso de los ERE.
En la web del PSOE, donde no se ha subido el discurso completo, el pasaje es tratado así: "En referencia al caso de mal uso de fondos públicos destinados a empresas en crisis" investigado en Andalucía, que ha salpicado a "responsables del partido que pudieron lucrarse en beneficio propio o de allegados", ha aseverado que el Gobierno andaluz denunció, investigó y se personó en las causas judiciales abiertas, "y compareció a contestar todas las preguntas de la oposición en comisión de investigación. Es posible que compañeros nos criticaran por ir demasiado lejos, pero os digo: cuantos con un carné socialista utilicen o hayan utilizado recurso públicos para su provecho, no sólo son delincuentes ante el Código Penal, sino que también lo son ante el partido, porque han dañado la confianza y nuestro patrimonio moral".
La Razón recoge el pasaje de la siguiente manera: "Destacó (Griñán) el 'daño a la credibilidad' del PSOE-A que ha causado la 'mala' utilización 'que hicieron responsables públicos de los recursos que anualmente destinaba el Parlamento a proteger' a los parados" –o sea, los ERE–."Un caso éste –llegó a aseverar– que a resultas de la investigación final puede mostrar que hubo responsables del partido que se lucraron en beneficio propio o de personas allegadas".
El Mundo lo recoge de este modo: daño a "nuestra credibilidad el mal uso que hicieron responsables públicos de los recursos que anualmente destinaba el Parlamento a proteger a personas que perdían su empleo, un caso éste que, a resultas de la investigación final, puede mostrar que hubo responsables del partido que se lucraron en beneficio propio o de personas allegadas", afirmó el líder de un PSOE andaluz que, hasta ahora, venía cargando todas las tintas sobre la figura del ex director general de Trabajo Francisco Javier Guerrero, sin cargo orgánico, por lo que está claro que el dedo acusador de Griñán apuntaría a otros responsables".
Y la traca contra el PP
El secretario general del PSOE de Andalucía, Pepe Griñán, defendió ayer ante el Comité Director que los socialistas "tenemos una gran responsabilidad" al abordar la transparencia en política y el escándalo de los sobresueldos cobrados por altos dirigentes del Partido Popular, asegurando que "nos toca el papel difícil de defender la honestidad de nuestro trabajo y de otros partidos en circunstancias adversas. El cuerpo nos pide cargar contar el PP, pero os pido que defendamos la política a pesar del PP".
Griñán subrayó que escándalos como el protagonizado por el ex tesorero del PP Luis Bárcenas suponen "un acelerador del descontento ciudadano" hacia la política y defendió que el Gobierno andaluz denunció, investigó y se personó en las causas judiciales abiertas, "y compareció a contestar todas las preguntas de la oposición en comisión de investigación", añadiendo que "cuantos con un carné socialista utilicen o hayan utilizado recurso públicos para su provecho, no sólo son delincuentes ante el Código Penal, sino que también lo son ante el partido, porque han dañado la confianza y nuestro patrimonio moral".
Pero la guinda principal era el PP. Griñán, que no dijo una palabra sobre la Fundación Ideas y sus contratos donde tiene un puesto su consejero económico, Antonio Ávila, censuró los complementos retributivos que ya cobran algunos políticos del PP que ocupan cargos públicos. "Es un claro engaño a la ciudadanía", ha alertado, incidiendo en que se trata de una cuestión "no de legalidad, sino de ética y coherencia".
Y martilleó: "Los mismos que pedían austeridad en cargos públicos y quitan el sueldo a los diputados de Castilla-La Mancha, creando en la opinión pública una imagen nefasta contra la actividad política, presumen de austeridad y lo hacen cobrando sueldos que duplican y triplican los de los demás. Es un fraude democrático y ético en toda regla -ha reiterado-, es una hipocresía que hunde sus raíces en un clasismo indecoroso, una práctica perversa que nos indigna a los que llevamos años trabajando honestamente".