El Mundo dice que "Trías declara que Bárcenas le mostró la contabilidad B y éste lo niega". Pues sí que estamos bien. Así no llegamos a ningún lado, córcholis. "El ex tesorero acusa a su amigo de actuar por venganza contra el PP y revela que le propuso reunirse con Garzón porque el juez estaba dispuesto a echar una mano". ¡Bueno, Garzón, el que faltaba! Éramos pocos y parió la abuela. Bárcenas también le contó al fiscal que es que Trías quiere vengarse "tras haber pedido dinero y cargos al PP, sin haber conseguido ni lo uno ni lo otro". Vamos, que el fiscal se lo paso pipa con los dos coleguitas peleados. Casimiro García Abadillo tiene claro que Bárcenas es un tío de lo más chungo, "que ha sido el que ha desatado la tormenta" y del que "solo podemos esperar mentiras y trampas". Sin embargo a Raúl del Pozo le ha contado su confidente que para nada, que "el que ha organizado el fuego lento con leña verde no ha sido Bárcenas", sino "un trío de la bencina formado por dos ofendidos y un maquinador". Un tal Cristóbal Páez, Trías Sagnier y Garzón. Vaya por Dios, y nosotros venga a rajar del pobre Bárcenas y es un angelito.
Anson le ruega a Rajoy que "pase al ataque" que se lo comen con patatas. "El PSOE aspira a convertir el asunto Bárcenas en un 11-M explosivo, con centenares de cadáveres políticos. Está acorralando al PP ante la opinión pública. Rajoy tiene que zafarse del acoso, salir de su madriguera monclovita y emprender la ofensiva con los medios a su alcance, que son muchos", dice belicoso. "Si tanta seguridad tiene en su inocencia, no puede tolerar el ataque sistemático que padece, los fuegos artificiales de las tertulias de radio y televisión, las acciones judiciales y parlamentarias, la selva de Twitter, la convocatoria de algaradas callejeras. El presidente puede y debe atacar al menos con las mismas armas que emplea Rubalcaba. Eso es lo que hubiera hecho Aznar", dice. Cierto. No hay más que ver lo bien que lo hizo tras el 11-M. Como una fiera, se defendió. Hasta perdió las elecciones.
Para El País la declaración de Jorge Trías es la palabra de Dios. Como será que la declaración de Bárcenas no aparece ni en el título, ni en el antetítulo ni en el subtítulo. ¿A quién le importa lo que diga Bárcenas? "Trías afirma que Bárcenas le enseñó los papeles que publicó El País. El exdiputado sostiene que los originales que conoció hace años de manos del extesorero son iguales que los documentos del periódico", dice en referencia a las fotocopias que facilitó al fiscal. A ver si me entero. El País no ha visto nunca los originales de los famosos papeles. Alguien les ha pasado una fotocopias y el tal Trías les ha dicho que, palabrita del niño Jesús, son igualicos, igualicos que los que le enseñó Bárcenas "hace varios años". Y así se lo ha dicho también al fiscal. "El fiscal le mostró los documentos publicados y los reconoció sin ninguna duda como los mismos que Bárcenas le había enseñado en su día". Pero a ver chicos, que me liáis. Si los documentos publicados son fotocopias, ¿cómo pueden ser los mismos que le mostró Bárcenas? Porque digo yo que Bárcenas le mostró los originales. "Este testimonio echa por tierra la negativa de Bárcenas a reconocer sus propios papeles". Bueno, no exactamente, en mi tierra esto no es más que palabra contra palabra. También cuenta El País que a Bárcenas no le gustó un pelo que le atribuyan esa contabilidad. "Es propia de un tendero", a ver qué os creéis, que él llevaba sus cuentas "en un soporte informático". Por muy B que fuera, hombre, un respeto.
Patxo Unzueta le echa la bronca a Rubalcaba por pedir la dimisión de Rajoy. "Desde luego, si se demostrase la veracidad de lo que dicen los papeles de Bárcenas, Rajoy tendría que dimitir automáticamente. Pero no se ha demostrado. La petición de dimisión fue al menos precipitada" y no estaba "justificada". Toma bofetón, hijo, que no haces una a derechas.
La Razón, sin embargo, cree a Bárcenas. Al menos ahora. "El extesorero niega que hubiese contabilidad B en el PP y asegura que los papeles son falsos". Y aporta detallitos que no sabíamos. Bárcenas "viaja en taxi". "Su imagen va ligada al ‘servicio público’", dice Gonzalo Núñez sin temor a que le zurren por la calle. El hombre "no utiliza coche propio". Y mira que tener, tiene. "En Génova era conocido por ‘Míster No’ por su supuesto escrúpulo a la hora de autorizar pagos sin justificar". Gonzalo, eres mi héroe.
ABC dedica su portada a la corrupción en el PSOE. "La Junta pagaba falsos ERE para garantizar la paz social". Y se queja de que Griñán lo acuse de "informar del escándalo como una cortina de humo". Este Griñán, cómo se le ocurre, vaya tontería. Si es de lo que todo el mundo habla. De los ERE. De Bárcenas dice que "niega al fiscal que el PP tuviera contabilidad en negro". Y tiene una duda. Trías "afirmó que Bárcenas le mostró en su día los papeles de la supuesta contabilidad B (...) esto lleva de manera inmediata a una pregunta: por qué manifestar esto ahora y no antes". Seguro que El País se lo aclara mañana.
A Ignacio Camacho, Bárcenas le ha inspirado. "A este tío hay que echarle de comer aparte. En pocos días se ha hecho el amo del cotarro. Tiene al país –con minúscula, o no- embarcenado. Se ha plantado en medio de la escena como si fuese un barril de nitroglicerina con patas: a ver quién se atreve a tocarlo sin riesgo de volar por los aires. Inteligente, turbio, duro impasible, hermético, algo tenebroso (...) Al fin y al cabo un tipo al que una panda de reputados rufianes llamaba Luis el Cabrón deber ser alguien con mucha jerarquía. Un respeto".
La Gaceta ha optado por hablarnos de la "regeneración democrática", que es una cosa que últimamente se está poniendo de moda entre los políticos. Es algo así como nos prometen que a partir de ahora van a ser buenos, a ver si cuela. "Esperanza pide listas abiertas". Y "propone un cambio de modelo para dar más protagonismo a los ciudadanos, restando poder a las cúpulas de los partidos". Qué bonito discurso.