Toda la prensa andaluza se hace eco del fracaso de las manifestaciones convocadas contra los recortes, atribuyendo éstos en exclusiva al gobierno de Mariano Rajoy en una estrategia propagandística que no ha tenido el efecto que esperaban los convocantes. Los tres consejeros de la Junta militantes de IU acudieron a las manifestaciones y tuvieron que cambiarse de ropa en el acto de entrega de medallas de Andalucía en el que Antonio Banderas, homenajeado, invitó expresamente a los andaluces a salir a la calle. Pero la confusión de las cifras, entre 20.000 y 8.000 personas en toda Andalucía según los manifestantes y entre 4.000 y 3.000 según el gobierno civil, no oculta la dimensión del batacazo.
A pesar del llamamiento del mismo José Antonio Griñán, presidente de la Junta; a pesar del incondicional apoyo de Izquierda Unida y su ala más radical, a pesar de los carteles de UGT y CC-OO e incluso del anómalo comportamiento de una organización de consumidores financiada en buena medida por la Junta, FACUA, la manifestación fracasó.
"Estrepitoso" fracaso lo considera ABC. "Fiasco" de manifestación lo considera El Mundo. De "marchas recortadas contra los recortes" analiza La Razón. El grupo Joly se abstiene de calificar pero incluso El País habla de que la asistencia al acto fue menos de la esperada y aprovecha para criticar a la Junta la manipulación del Día de Andalucía: "La asistencia a estas marchas fue menor de la esperada por los convocantes: 20.000 personas en toda Andalucía, según cálculos de la Delegación de Gobierno, y 48.000, según los organizadores El día fue muy frío —nevó en gran parte de la comunidad—, pero la razón de fondo del tímido respaldo ciudadano es que el Día de Andalucía nunca ha sido una jornada de reivindicación callejera, sino festiva y conmemorativa. Así lo han querido los grandes partidos, que nunca han optado por la pancarta y sí por los actos institucionales, salvo Izquierda Unida.
La concordancia de los diagnósticos tiene que ver con la magnificencia de los objetivos. Durante toda la semana los partidos de la izquierda andaluza, dividida en dos por sendas manifestaciones, se han referido al día 4 de Diciembre de 1977, fecha en la que millón y medio de andaluces salieron a la calle para reclamar el autogobierno y la equiparación económica y social con el resto de las regiones españolas. Entre esas cifras de asistencia y las obtenidas el jueves en toda Andalucía media una diferencia abismal.
Tan corta fue la asistencia que la cabecera de la marcha, que llevaba por lema "Por Andalucía 28-F. Derechos, Empleo y Dignidad", tuvo que dejar pasar 40 minutos sobre la hora prevista del inicio porque no ha había más de 600 personas concentradas en torno a la Puerta de Carmona de la capital hispalense.
En dicha cabecera figuraban los secretarios generales de UGT y CC.OO. en Andalucía, Manuel Pastrana y Francisco Carbonero, respectivamente, junto a los miembros del Gobierno andaluz por Izquierda Unida, que acudieron en pleno a la llamada de los sindicatos mayoritarios, encabezados por el vicepresidente de la Junta de Andalucía, Diego Valderas, el consejero de Turismo y Comercio, Rafael Rodríguez, y la consejera de Fomento y Vivienda, Elena Cortés.
Ningún consejero del PSOE asistió a la marcha pero sí hubo presencia socialista encabezada por el vicesecretario general del PSOE-A y diputado, Mario Jiménez. Le acompañaron el secretario de Organización, Juan Cornejo; las secretarias de Participación Ciudadana y Política Institucional, Clara Aguilera y Verónica Pérez; el portavoz parlamentario del PSOE, Francisco Álvarez de la Chica, y el portavoz adjunto del grupo, José Muñoz. Junto a ellos, se encontraban otros cargos institucionales de IU, como el diputado andaluz Ignacio García, el eurodiputado Willy Meyer, y el portavoz de la coalición en el Ayuntamiento de Sevilla, Antonio Rodrigo Torrijos.