Un niño de 11 años de Vigo está en casa desde el 14 de marzo y no va al colegio de Santa Cristina de Lavadores por el miedo de sus padres a que sufra acoso escolar después de recibir tres palizas en el recreo. La familia reclama a la Xunta que lo recoloque en otro centro.
Su padre, Guillermo Castro, ha contado el calvario que están sufriendo En casa de Herrero, de esRadio. "Nadie duda de lo que dice mi hijo porque sus compañeros lo corroboran". Pero desde que su historia ha sido conocida públicamente, tanto los profesores como la dirección del centro lo niegan.
Sin embargo, Castro tiene pruebas documentales de que así fue: en urgencias acreditaron, al menos en una de las palizas, que fue "una agresión". Por eso el 14 de marzo sus padres decidieron no llevarle más al colegio. "Me parecía intolerable".
Envió un burofax al centro para pedir que garantizaran la seguridad de su hijo. Pero nadie le ha contestado a día de hoy. En su día, después de que su hijo recibiera una paliza, una de las profesoras le espetó que "no podían hacer nada; que los profesores no eran guardias de seguridad y que no tenían mil ojos". A pesar de que ya ha pasado más de un mes desde que el niño dejó de asistir al colegio, "nadie se ha preocupado de nuestro hijo": ni la Consejería de Educación ni el centro les han llamado. Es más, desde el colegio "se han negado" a darles los deberes que sus padres habían solicitado.
Su hijo no está bien. "El niño no duerme, le tenemos que dar medicamentos para dormir" y tiene horribles pesadillas por las noches. "Está en un estado lamentable". Sus padres llevan semanas buscando otro colegio para su hijo, pero piden que desde la Consejería les faciliten las cosas: permitan que el niño pueda matricularse ya y no esperar al curso que viene.
Educación traslada el caso a la Fiscalía de Menores
Este mismo martes, la Consejería de Educación ha informado de que ha trasladado a la Fiscalía de Menores este caso para que lo analice en lo que se refiere al absentismo escolar. Así lo han informado a Europa Press fuentes de Educación, las cuales explican que se produjo un "conflicto" entre los dos niños y que el presunto agresor fue "sancionado". En ese sentido, las mismas fuentes defienden que la sanción impuesta fue "suficiente y adecuada" y que los hechos ocurridos "no fueron como para expulsarlo".
En cuanto a la posibilidad de cambiar al niño agredido de centro, Educación explica que esto no se hizo teniendo en cuenta que actualmente queda "un mes y medio" para que concluya el curso.
Por todo ello, la Xunta defiende que en este caso la Inspección Educativa y el centro "actuaron como tenían que actuar" y explica que ahora, teniendo en cuenta que el menor agredido lleva más de un mes sin asistir a clases, se ha dado traslado del caso de absentismo a la Fiscalía de Menores.