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Acoso al juez Castro: le pinchan las ruedas y le llenan la puerta de excrementos

La Policía avisó al juez y al fiscal del caso Nóos de que eran objeto de "seguimientos".

El juez que instruye el caso Nóos, José Castro, y el fiscal anticorrupción Pedro Horrach son víctimas de "seguimientos" desde hace meses, según informa El Mundo. Un día después de que ABC publicara una información en la que aparecían el magistrado y la abogada de Manos Limpias "de copas", el diario de Unidad Editorial cuenta que a éste le han pinchado las ruedas del coche, le han sellado con silicona las cerraduras y le han llenado de excrementos la puerta. El fiscal, por su parte, ha recibido dos anónimos con amenazas contra él y su mujer.

El martes, ABC publicó una noticia en la que acusaba a Castro de falta de imparcialidad al desvelar la charla que mantuvo en un bar de Palma con la abogada de la acusación particular Virginia López-Negrete, de Manos Limpias. La noticia titulaba: "El juez Castro, de copas en Mallorca con una abogada de la acusación particular. La letrada de Manos Limpias y el magistrado intimaron una hora en un bar", dejando entrever que entre ellos hay una relación sentimental. Horas después, el abogado de Urdangarín, Mario Pascual Vives, afirmaba: "Son unas fotos muy morbosas".

Según informan Inda y Urreiztieta, las borrosas imágenes del lunes son, probablemente, fruto de los seguimientos de los que Castro y Horrach son víctimas desde hace meses. "Altas instancias policiales les alertaron de este extremo en julio y les ofrecieron la posibilidad de ponerles contravigilancia, pero ambos rechazaron la propuesta porque no querían perder su intimidad", apuntan fuentes muy próximas a las dos personas que imputaron al yerno del Rey.

Además, Castro ha visto cómo le pinchaban las ruedas de su automóvil, cómo todas las cerraduras de su domicilio en Palma -un pequeño chalé en el barrio de El Molinar- amanecían selladas con silicona, y cómo hace escasos días la puerta de su hogar aparecía plagada de excrementos. Por su parte, el fiscal Horrach recibió en su domicilio dos anónimos por separado. En el primero, se leía literalmente "cuidado"; en el segundo, aparecía una foto suya con su mujer, sobrevolada por dos enormes cuernos. La Policía lo investiga.

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