Menú

José Amedo señala a los protagonistas de los GAL

"No tengo ninguna duda de que el Rey lo sabía. El GAL lo hizo el Gobierno con el consentimiento de la Oposición"

El Rey

"No tengo ninguna duda de que el Rey lo sabía. El GAL era un asunto de estado, y es imposible pensar que no lo hizo el Gobierno con el consentimiento de la Oposición [en aquel momento la AP de Manuel Fraga] e informando al jefe del Estado" Las palabras de Amedo el viernes durante la presentación del libro sobre el papel de Don Juan Carlos quedan reducidas a mera especulación en las páginas de Cal Viva. El libro se limita a relatar un encuentro entre el monarca y el padre de José Amedo durante los Juegos de Barcelona en 1992. Un encuentro que habría propiciado el propio monarca tras saludar al equipo de tiro, en cuyo equipo técnico participaba Ramón Amedo. Lo hablado es una incógnita que el padre de Amedo nunca quiso revelar y tampoco ahora su hijo, aunque, asegura "es fácil de imaginar".

Felipe González

"Cuando Felipe González dijo en 1988, en una rueda de prensa en La Moncloa, que el Gobierno respaldaba a Amedo y Domínguez nos estaba lanzando un mensaje. Debíamos guardar silencio" Amedo relata cómo posteriormente el Ejecutivo del PSOE mantuvo una línea abierta al más alto nivel con ellos: "los abogados llegaban todos hablando en nombre de Felipe González" Por supuesto para Amedo no hay duda de que corresponde al ex presidente la X que el juez Garzón dibujó en lo más alto del organigrama de los GAL.

Corcuera

El que fuese ministro del Interior entre 1988 y 1993 también tuvo un papel activo en las presiones para que Amedo y Domínguez no tirasen de la manta. "Corcuera llamaba directamente a mi mujer, a nuestra casa". En el décimo capítulo de Cal Viva se relata además lo siguiente: "El 30 de junio [el 6 de ese 1993 el PSOE había vuelto a ganar contra pronóstico las elecciones generales] José Luis Corcuera citó en su despacho a uno de mis familiares para informarle de que no era el memento más oportuno, por los pactos que su partido tenía con los nacionalistas vascos, pero que en la primera semana del mes de julio se nos concedería el tercer grado y, cuatro meses más tarde, el indulto" Ocurrió lo primer pero nunca lo segundo.

Garzón

"El primero que empezó a conocer a Garzón fui yo. Es un delincuente con toga. Torturaba a los que interrogaba" El ex juez de la Audiencia Nacional es quien peor parado sale del relato de Amedo, que lo dibuja así en el libro: "se trataba de uno de los mayores farsantes que ejercen la judicatura, era un pésimo instructor y tenía una ambición sin límites". El antiguo subcomisario afirma que Garzón también les prometió el indulto, un perdón que sólo conceden los gobiernos, porque iba a ser, según sus propias palabras, ministro del Interior. Su aspiración se frustró tras la victoria electoral socialista con Garzón como flamante número dos en la lista de Madrid, justo después de Felipe González. Después de unos meses como diputado socialista y Delegado del Gobierno en el Plan sobre Drogas, Garzón volvió a tomar inmediatamente la toga tras su paso por la política (entonces no había como ahora impedimento legal para ello) y volvió a acaparar todos los titulares con la histórica reapertura del sumario de los GAL, el primer paso para el posterior encarcelamiento de la cúpula de Interior, incluido el ex ministro del Interior, José Barrionuevo.

Rubalcaba

El actual secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, era el portavoz del Gobierno durante la época que recuerda Cal Viva. Amedo le atribuye el intento de comprar su testimonio a finales de 1995 para intentar dar un vuelco a las elecciones que se habían convocado anticipadamente para el año siguiente. Algo para lo que se habría valido de un militante socialista, Joaquín Abascal, quien se hizo el encontradizo con Amedo en varios locales nocturnos que el subcomisario frecuentaba. En aquel momento, mediados de los años noventa, Amedo ya era una persona conocida para el gran público por su aparición en los medios. Lejos de rechazar la invitación, ambos hicieron buenas migas e incluso compartieron negocios inmobiliarios. La explicación del autor del libro: "Sinceramente, me podía la curiosidad de saber hasta dónde estaba dispuesto a llegar el PSOE"

Michel Domínguez

Los GAL cometieron 28 asesinatos. En el libro Cal Viva se detallan alguno de ellos, como el del objetor de conciencia Juan Carlos García Goena o el del dirigente de HB Santiago Brouard. Sin embargo, para José Amedo la mayor víctima es su compañero Michel Domínguez, con quien compartió servicio y posteriormente cárcel "sabía que se estaba comiendo algo que no le correspondía. Le cogieron cuando tenía muy poca experiencia como policía por su origen francés. Se necesitaba alguien que dominara el idioma en aspectos muy técnicos y complicados". Por ello, relata, le dijo en abril de 1993 que intentase hablar con Garzón para desvincularse del GAL, algo que fue posible gracias a que el juez no respetaba ningún procedimiento y le hizo llevar de la prisión a su despacho en la Audiencia Nacional. Y ahí fue cuando el entonces magistrado les propuso el pacto: su silencio a cambio de un futuro indulto. Según la versión de Amedo, la penetración en Francia era muy importante porque el GAL, además de sus acciones criminales, trataba de persuadir a los jóvenes del País Vasco francés de que no cayesen en las redes de ETA.

José Amedo no reniega de la guerra sucia contra ETA en la que participó "era la única salida que tenía el gobierno de González" y la justifica por un contexto en el que la moral de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado "estaba por los suelos"; los etarras "tenían en Francia su santuario" y la herida del 23-F no se había cerrado del todo "los sables no se habían envainado".

Temas

En España

    0
    comentarios