La filtración la conocía el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, en medio de la reunión con alcaldes para defender la reforma local del Ejecutivo. Una llamada telefónica le alertaba de la información sobre los 8000 millones de ajuste adicional que se impondrán a las comunidades autónomas este año y el que viene.
Montoro tuvo que ausentarse del encuentro unos minutos. Tiempo suficiente para alojar al ministro en una sala en la que realizar las llamadas pertinentes para establecer el modus operandi.
En el edificio de enfrente, los periodistas ya habían fijado claro el objetivo. Cristóbal Montoro era esperado con ansia en el pasillo del edificio de Palacio donde aparecía Montoro pasada una hora, tiempo suficiente para alimentar la tensión requerida. "Ministro, ¿de dónde se van a sacar 8.000 millones?", le preguntaban.
"Si me permiten, vamos a entrar en el pleno, por favor. Si me permiten....". Ni confirmaba ni desmentía una información no menos que requería el comentario del ministro de las cuentas públicas. "Pero, ¿puede confirmar esa noticia por favor, ministro? ¿La confirma o no?". Sin mediar palabra y acompañado por la prensa en su persecución hasta la puerta del hemiciclo, Montoro se recluyó en el pleno en el que debía intervenir por la reforma local.
Terminado el debate y la votación, la prensa volvía a establecer prioridades, pero la excusa del ministro entonces fue ésta: "Hoy estamos hablando de esta ley de régimen local... Me van a permitir. Por favor, por favor...".
Y sin confirmación oficial la pregunta de los medios es si sería una confirmación porque "quien calla... otorga".