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Autonomía de profesores y control de resultados, claves del éxito

Los países que sobresalen en las calificaciones dan más poder a los profesionales, pero también miden el rendimiento de los alumnos.

Los países que sobresalen en las calificaciones dan más poder a los profesionales, pero también miden el rendimiento de los alumnos.
Una profesora escribe en la pizarra la lección del día, en un colegio de Madrid. | Cordon Press

Shanghai, Singapur, Hong-Kong, Taiwan, Corea, Macao, Japón, Liechstenstein, Suiza y Holanda. Estos diez países o regiones conforman el top-ten de PISA 2012. Sus alumnos consiguieron las mejores notas en Matemáticas (el área en el que se centraba especialmente el informe de este año) en el último examen. ¿Y qué tienen en común? Pues no tanto como podría pensarse en un primer momento.

  • Unos tienen un enorme porcentaje de colegios privados dentro de su sistema (como Holanda, con un 66%) y otros se basan casi exclusivamente en los públicos (como Shanghai, con un 91%).
  • Los hay que pagan unos elevados salarios a sus profesores (como en Hong Kong, donde es equivalente al 223% del PIB per cápita) y otros que son más cicateros (en Macao se quedan en un 113% de este nivel).
  • Y están los que se gastan un dineral por alumno (como Suiza, que se deja 127.322 euros por alumno en el acumulado entre los 6 y los 15 años) y los que son muchos más austeros (Corea del Sur, destina 69.037 euros por estudiante, 13.000 menos que España).

Lo cierto es que una lectura sosegada de PISA deja pocas certezas absolutas. Todo apunta a que hay muchas maneras de conseguir un buen sistema educativo. Y muchas formas también de destrozarlo. No hay recetas mágicas. Eso sí, tampoco esto quiere decir que todo valga. El informe apunta algunos datos interesantes y muestra ciertas tendencias que están obteniendo resultados. Si hubiera que resumirlo en dos grandes conceptos, hablaríamos de autonomía y control. Es decir, dar más poder a los colegios y a los maestros, al mismo tiempo que se mide y se publica su rendimiento.

"Autonomía", la palabra mágica

Desde hace años, la palabra mágica en todo lo que hace referencia a educación es "autonomía". Eso sí, como en muchas ocasiones con estos conceptos generales, se cita mucho, pero no se concreta qué se quiere decir con este término.

PISA mide el grado de autonomía a través de las respuestas de los directores de los centros educativos evaluados a una serie de cuestiones que van desde la selección y despido de los docentes, a sus sueldos, las decisiones sobre el contenido de las asignaturas, sobre el destino del presupuesto del colegio, la admisión de estudiantes, la política disciplinaria, los criterios de evaluación o la elección de los libros de texto. En cada apartado, se estudia quién tiene el control de las decisiones: las autoridades educativas, los directores/profesores o una mezcla entre ambos.

Es difícil que haya un país que destaque en todas las categorías, pero como puede verse en el siguiente gráfico, hay una correlación positiva entre autonomía y resultados. Es decir, cuando se da poder a los profesionales, que son los que verdaderamente conocen qué necesitan los estudiantes a su cargo, esto suele traducirse en un mejor rendimiento.

Relación entre autonomía y rendimiento. PISA 2012

En lo que respecta a España, en nueve de las diez categorías nuestro sistema educativo otorga menos autonomía a los centros que la media de la OCDE. Sólo en un tema menor, como la elección de libros de texto, los maestros y directores españoles tienen más capacidad de decisión que sus pares en otros países.

Por ejemplo, en la selección del personal docente, el 66% de los directores de nuestro país asegura que todo el control está en manos de las autoridades educativas y sólo el 12% afirma que tiene algo que decir en esta cuestión. Mientras, la media de la OCDE es de un 49% de los centros que deciden en exclusiva cómo contratar a sus maestros (ver las dos siguientes tablas con los 10 epígrafes):

Autonomía en la gestión de recursos España - OCDE
Autonomía en currículo y evaluación España - OCDE

"Resultados", la palabra maldita

El problema con la autonomía es que tiene una doble cara de la que casi nunca se habla. A sindicatos de maestros y organizaciones profesionales les suena muy bien esta música, porque apunta en una dirección que les otorgaría más capacidad para organizar su día a día. Pero PISA deja claro que esta libertad tiene que ir aparejada, para mejorar la calidad de la enseñanza, con un "control sobre los resultados" de los alumnos. Es la palabra maldita, pero es igual de importante.

Los autores del informe repiten en varias ocasiones que "los mecanismos de rendición de cuentas, tales como la publicación de los resultados educativos o la implementación de las políticas estandarizadas en Matemáticas mejoran significativamente el rendimiento medio". En términos prácticos, estamos hablando de hacer exámenes estandarizados en los centros educativos, controlados por observadores externos y de los que se hacen públicas las notas. Y por supuesto, con consecuencias para las carreras y los sueldos de profesores y directores. Vamos, que se les da más libertad pero sólo a cambio de incrementar significativamente la exigencia.

Merece la pena no olvidarlo, porque en los medios se hace mucho hincapié en lo primero, pero se ignora lo segundo, cuando lo uno sin lo otro no tienen ningún sentido. De hecho, en el volumen IV del informe PISA, el más interesante porque compara políticas con resultados, una de las palabras que más se repite es "accountability", un término inglés sin traducción directa al castellano, que implica "control, responsabilidad, rendición de cuentas y transparencia".

Publicación de resultados España - OCDE

La pieza clave

Si hablamos de autonomía y resultados, hay que referirse al profesorado, la pieza clave de cualquier sistema educativo. Los países que obtienen mejores resultados difieren mucho de España en la manera de tratar a sus maestros. El subdirector de la OCDE, Andreas Schleicher, se preguntaba esta misma semana, en un artículo en El País: "¿De qué manera se remunera al profesorado en contraste con otros profesionales altamente cualificados? ¿Preferirías que tu hijo escogiera la profesión docente en vez de la abogacía? ¿Cómo tratan los medios de comunicación a este colectivo?"

A éstas y otras preguntas ya respondía el informe, Panorama de la educación 2013, de la OCDE, del pasado mes de junio. Y ahora lo vuelve a hacer PISA 2012. La conclusión de ambos estudios es la misma: a los maestros españoles les pagamos relativamente bien, pero les tratamos bastante mal. Esto está asociado directamente con la ya citada autonomía curricular en los centros educativos.

Como ya hemos apuntado, los países que mejor lo hacen son aquellos que, por un lado, permiten a los profesores y a los claustros que se organicen, tanto en lo que hace referencia a cuestiones académicas como disciplinarias. Y por otro, se mide su rendimiento (normalmente con exámenes externos a escala nacional o regional). Luego se premia a aquellos que lo están haciendo mejor. El resultado es un maestro feliz: reconocido por la sociedad, que tiene confianza en lo que hace porque ha diseñado su trabajo y al mismo tiempo sabe que los buenos resultados tendrán su premio.

Es evidente que en nuestro país no seguimos estos principios. Sí, no pagamos mal a los maestros, (en términos absolutos, el salario medio de un maestro español de secundaria con 15 años de experiencia alcanza los 46.479 euros. Mientras, la media de la OCDE es de 41.665 y de la UE es de 42.834 euros), pero luego no les incentivamos correctamente. Las decisiones se toman burocráticamente, en el ministerio o la consejería. Y el grado de autonomía es mínimo, tanto en cuestiones académicas como disciplinarias. En nuestro país, presentar a 10 alumnos con sobresaliente a la Selectividad o conseguir que una clase de repetidores acabe aprobando y reenganchándose al sistema no se recompensa.

"En los sistemas educativos más burocráticos, se abandona a los docentes a su suerte y se les sobrecarga de normas y reglamentos sobre cómo enseñar. Los sistemas educativos de alto rendimiento establecen objetivos ambiciosos, tienen claro lo que los estudiantes son capaces de realizar y permiten a los centros y a los docentes hacerse una idea de lo que necesitan enseñar", afirma Schleicher. El informe PISA 2012 subraya que "es importante incorporar a los mejores profesores a las aulas más complicadas y asegurar que los alumnos de cualquier contexto socio-económico se beneficien así de un clima positivo de aprendizaje".

Según el analista del Programa PISA, Pablo Zoido, el profesorado es una pieza clave del sistema educativo y en los países con mejores resultados este colectivo cuenta con una carrera "muy profesionalizada", a la que acceden "los mejores estudiantes". Se trata, según indicó el pasado martes, de una profesión "atractiva" para los jóvenes por su retribución, la posibilidad de seguir formándose, de asumir responsabilidades y promocionar. En este sentido incidió la número dos de Educación, la secretaria de Estado. Montserrat Gomendio reconoció que en nuestro país la profesión docente adolece de falta de incentivos y promoción a lo largo de la carrera desde el acceso hasta la jubilación. Y si bien insistió en que la Lomce reconoce la autoridad y da mayor autonomía a los profesores, el Gobierno quiere, a través del Estatuto de la Función Docente, reparar las deficiencias antes mencionadas, aseguró.

Las manos atadas

En lo que hace referencia a cuestiones no económicas (realización personal, valoración del trabajo bien hecho, respaldo social) tampoco las cosas son mucho mejores. Los profesores no tienen ninguna herramienta para cambiar las cosas. Ni pueden decidir qué se estudia en su aula, ni cómo se estudia ni qué tipo de premios/castigos se merecen los que se porten bien/mal. Tienen las manos atadas ante el sistema.

Y precisamente en cuestiones disciplinarias, tampoco salimos bien parados. Llama la atención el porcentaje de alumnos que hacen novillos: el 28% de los estudiantes reconocieron haber faltado a clase un día entero o más días en las dos semanas anteriores a la realización de la prueba. Y esto es uno de los factores que más empeora el rendimiento de los alumnos españoles. Nuestro país se encuentra, por tanto, dentro del grupo de países de la OCDE y de la UE con mayor porcentaje de alumnos que dicen haber faltado a clase, casi el doble del 15% que admitieron lo mismo en la OCDE.

Además, un 34% manifestó haber llegado tarde al menos una vez. Aquí el porcentaje es similar al promedio de la OCDE (35%) y muestra "un descenso significativo, superior a cinco puntos porcentuales, respecto a PISA 2003". No obstante, "la falta de puntualidad tiene una influencia negativa en los resultados de las Matemáticas en PISA 2012. Cuanto mayor es el número de retrasos, menos puntuación obtienen, en promedio, los alumnos", subraya el informe.

Las frases de PISA

Junto al Informe PISA, la OCDE prepara una nota específica para cada país, en la que incluye las recomendaciones para mejorar sus sistema educativo. En el caso de España, las siguientes sobre este asunto son algunas de las conclusiones más destacadas:

En España, uno de cuatro alumnos asiste a centros en los que el director considera que la motivación de los profesores es baja, frente a la proporción de uno de cada diez alumnos en la OCDE.

En España, el 42% de los alumnos asiste a centros en los que el director considera que sólo las autoridades educativas nacionales o autonómicas son las responsables de determinar la oferta educativa (frente al 18% de media en la OCDE); en torno a un 43% de alumnos asiste a colegios cuyos directores piensan que solo las autoridades educativas nacionales o autonómicas son las que deben fijar el contenido del curso (frente al 24% de media en la OCDE) y alrededor de un 24% de los alumnos asiste a escuelas en las que los directores creen que solo las Administraciones (nacionales o autonómicas) son las responsables de establecer políticas de evaluación de los estudiantes (aquí la media de la OCDE se sitúa en el 13%).

La proporción de centros en España que utiliza las evaluaciones de alumnos para comparar su rendimiento con referencias regionales o nacionales ha aumentado. En 2003, el 18% de los alumnos asistía a centros cuyos directores declaraban que el rendimiento del centro era comparado con referencias regionales o nacionales; en 2012, el 44% de los alumnos asisten a centros así. Sin embargo, este porcentaje está todavía por debajo de la media de la OCDE, que es del 62%

Otras modalidades de evaluaciones externas son relativamente poco comunes en España. El porcentaje de alumnos en centros que hacen públicos los datos sobre los resultados de los alumnos está muy por debajo de la media de la OCDE: 13% en España frente al 45% en los países de la OCDE.

En España, las evaluaciones del profesorado raramente conllevan modificaciones de los salarios, recompensas económicas, oportunidades de desarrollo profesional, promoción, reconocimiento público o a la asunción de nuevos roles en la mejora del centro. En torno al 33% de los alumnos españoles (frente al 52% de alumnos en los países de la OCDE) asisten a centros en los que los directores informan de que las evaluaciones y/o valoraciones de los profesores conducen directamente a un cambio (pequeño, moderado, grande) en las posibilidades de promoción profesional. El 46% de los alumnos españoles (el 73% de media en los países de la OCDE) asisten a centros en los que la evaluación del profesorado conduce a oportunidades de desarrollo profesional.

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