El supuesto ladrón lamó al 091 desde un teléfono público para comunicar que había dejado las pruebas del delito debajo de un coche junto con una nota anónima con la dirección del pederasta.
La condición de entrenador de fútbol-sala del arrestado le facilitaba el contacto con menores. Por el momento han sido identificadas cuatro víctimas de abusos y agresiones, entre ellas un menor de 16 años que lleva desde los diez sufriendo estas prácticas.