Habían elegido una casa rural de la Ribera del Arlanza, en la localidad de Tordómar, cerca de Lerma, para celebrar el cumpleaños de la abuela. Pero la celebración terminó en tragedia. Seis personas han muerto en el incendio que se declaró en la madrugada del pasado sábado en este pequeño pueblo burgalés. Los fallecidos son tres niños de entre 4 y 6 años y tres mujeres de entre 35 y 59 años.
En la casa había, además, otras cinco personas, tres adultos, otro niño y un bebé de 7 meses. Todas ellas están en estos momentos ingresadas en el Hospistal Universitario de Burgos en estado estable. Se espera que puedan recibir el alta en las próximas horas. Esta mañana los heridos han recibido la visita del presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera.
Todos eran miembros de una misma familia, procedentes de Madrid y de Asturias. Todo ocurrió entorno a las dos y media de la madrugada. El servicio de emergencias recibió varias llamadas avisando de las llamas que había en el interior de la casa rural, donde varias personas permanecían atrapadas.
"En frente de la casa hay un bar y unos jóvenes que estaban allí han entrado como han podido y han sacado a algunas de las personas. Luego han tenido que ser atendidos, pero ya están dados de alta", ha explicado un testigo.
Las causas aún se están investigando, pero todo hace pensar que el incendio se inició debido a una chispa de la chimenea, que originó la combustión del sofá de la planta baja. En lugar de causar llamas, provocó una fuerte humareda y gases tóxicos que han acabado con la vida de las seis personas. Los cuerpos de los fallecidos se encuentran en el anatómico forense.
El siniestro pudo haber tenido consecuencias aún más graves de no haberse despertado una de las personas que se encontraban en la casa, que pudo pedir ayuda a varios jóvenes que estaban en un bar situado justo enfrente de la vivienda y que ayudaron a sacar a los afectados por la inhalación de humo.
Los vecinos están conmocionados. "Estoy muy afectada porque conozco a los dueños de la casa y no he tenido fuerzas ni para pasar por delante de la casa", reconocía una vecina casi entre lágrimas.