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Una víctima saca los colores a las instituciones por el "oprobio" del 11-M

Eloy Morán, víctima de la masacre, denuncia ante representantes de la Comisión Europea la destrucción de pruebas y la desidia de las instituciones.

Eloy Morán, víctima directa del 11-M, fue el invitado de honor en el acto que, con motivo del Día Europeo en Recuerdo de las Víctimas del Terrorismo, llevó a cabo la representación española de la Comisión Europea en Madrid.

En un sentido discurso, varias veces interrumpido por la emoción y los aplausos, Morán denunció ante distintas autoridades y víctimas europeas la "vergüenza" y el "oprobio" que supone para los propios afectados de aquel brutal atentado el hecho de que tengan que ser ellos los que recurran a la Justicia para llegar a saber toda la verdad de aquel terrible suceso que quebró sus vidas para siempre. "Hemos sufrido la desidia y el desinterés de los partidos políticos y las instituciones", hasta el punto de que han tenido que ser ellas -las víctimas- las que acudan a los tribunales buscando la verdad de lo sucedido, "cuando debía ser una cuestión de Estado", añadió.

"Lamento mucho tener que compartir con vosotros que todavía no hemos sido capaces de poner nombre y apellido a los responsables de aquella barbaridad. A día de hoy se desconoce de quién fue la idea de los atentados, tal y como manifiesta abiertamente el juez del caso. Siete años hemos tardado en escuchar de su boca lo que llevábamos sosteniendo desde el día de la sentencia", dijo refiriéndose a la entrevista a Javier Gómez Bermúdez publicada por El Mundo el pasado viernes.

Eloy Morán se dirigía aquel 11 de marzo de 2004 a su trabajo. "Nada podía hacerme pensar que mi vida se rompería definitivamente, que nada volvería a ser lo mismo…", recordó con la voz entrecortada. Iba leyendo el periódico cuando el tren se detuvo. Unos segundos más tarde, un "sonoro estruendo" y un "dolor insoportable. Mi cabeza se hinchaba como un globo". Después, nada. "A mi alrededor, silencio absoluto, total, sin gritos, ni llantos". Eloy comenzó a rezar, con los ojos cerrados; se sentía morir. Cuando los abrió, se encontró rodeado de hierros y escombros.

Pero fue ahí, en esos momentos, cuando "surgió lo mejor de la sociedad española. Surgieron miles de héroes anónimos. El mío se llamaba Ignacio", dijo con el rostro cubierto por las lágrimas. Y es que Ignacio le acompañó al acto organizado por la Comisión Europea.

"Sin verdad es imposible pasar página"

De pronto, el tono de Morán cambió. Se enjugó las lágrimas y, sacando fuerzas de flaqueza, con la voz firme y decidida denunció ante los presentes que los trenes que sufrieron el atentado "fueron desguazados 72 horas después y las muestras, destruidas". En 2009, "nos querellamos contra policías por destrucción de pruebas, ¡quién hubiera pensado esto años antes!", exclamó ante la mirada atónita de muchos de los asistentes de distintas nacionalidades.

Y afirmó: "Lo único cierto son los 192 muertos y los dos mil heridos. Todo lo demás, incógnitas". Morán reivindicó "memoria, dignidad, justicia y verdad". Sobre todo esto último. "Si no hay verdad es imposible que se den ninguna de las anteriores. La verdad es necesaria para poder pasar página", señaló, y añadió que la intención de las víctimas es "llegar hasta el final y conocer toda la verdad porque se lo debemos a quienes no están".

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