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'El Mundo' tiende la mano y 'El País' le escupe en ella

La prensa insiste en la idea de que es el aniversario del 11-M de la unidad, pero no se crean nada, todo sigue igual.

El Mundo dice que "el hombre que puede despejar las dudas del 11-M sigue vivo". Dice que se llama Said Berraj y que "participó en las reuniones claves del atentado". Caramba, ¿y a qué esperamos para ir a buscarle? Dice el periódico que ahora dirige Casimiro García-Abadillo que "el núcleo de la célula murió en Leganés, otros fueron detenidos a lo largo de los años en España, Serbia, Marruecos y Siria; y los últimos acabaron inmolándose en Irak". O sea, parecido a la sentencia. La foto es para un homenaje a las víctimas en el que Fernández Díaz le da la mano a una mujer con velo. "Las víctimas, unidas por primera vez". Casimiro dice en su editorial que "el 11-M cierra heridas pero no nos libera de seguir buscando la verdad". Y reparte culpas. "El 11-M dividió a la sociedad, a los partidos, a los medios de comunicación e incluso a las víctimas. Los errores de gestión por parte del Gobierno de Aznar y el aprovechamiento electoral de la masacre por el PSOE fueron el origen de la polarización en la interpretación de los hechos". ¿Ven? Hay para todos. "El atentado tenía que ser islamista", continúa Casimiro, y "algunos medios de comunicación compraron esa tesis de forma acrítica e incluso se afanaron en desacreditar lo que otros poníamos de relieve, cuestionando algunos aspectos esenciales de la investigación". ¿Desacreditar? ¿Cuestionar? Te veo más suavecito que Mimosín, Casimiro, pero si casi os sacan los ojos.... "Los ataques que ha sufrido El Mundo por no conformarse con la verdad oficial no sólo no nos afectan, sino que nos refuerzan. Hemos sabido reconocer algunos errores, cosa que otros no han hecho", dice para ver si se animan la SER y El País. Y concede. "Después de diez años, algunas cosas han quedado claras. Los suicidas de Leganés formaron parte del comando que cometió el atentado. No hubo ninguna participación ni directa, ni indirecta, de ningún partido político en la masacre. Tampoco existió conjura policial con fines políticos en la realización del atentado". A cambio, señala "zonas oscuras", como que "no se sabe quién ordenó la matanza". "Podemos aspirar a un consenso sobre los hechos pero no sobre la base del silencio, sino sobre la de la investigación de la verdad. A ese acuerdo, siempre estará dispuesto El Mundo". Y ahora empecemos a negociar.

Arcadi Espada también anda en busca de autor. "Lo más nítida y miserablemente cerca que los españoles han estado de señalar a un autor fue la noche en que le gritaron al presidente Aznar asesino, asesino", e ironiza sobre la cacareada madurez de la sociedad española. "Entre el 11 y el 14 de marzo de hace diez años la izquierda lanzó los cadáveres calientes de Atocha contra el gobierno. Y a partir del 14 la derecha insinuó de modo diverso y creativo que la izquierda había fabricado la matanza y que la legitimidad del presidente Zapatero se asentaba sobre 191 cadáveres". Todo de lo más cívico y maduro.

El País abre con el testimonio de una víctima hermana gemela de Manjón. Se ha ido a buscarla a Tarifa y se llama Zahira Obaya. Este es su testimonio. "Para nosotros el reloj se paró. Todos los días son 11 de marzo". "Nos llevaron a una guerra, había dos bandos y aquí nos estalló". "Nos convertimos en ogros para los que no asumieron su responsabilidad. Aún no hemos oído un perdón o un 'nos equivocamos'". "En este país no ha habido justicia política". Tras esta amigable entrevista llega la Manjón verdadera. "Vi llorar a Labordeta. Acebes leía la prensa". "Habríamos sufrido mucho menos si el 11-M lo hubiera cometido ETA". "Los políticos no han aprendido nada. Las víctimas siguen en el ojo del huracán". Se ve claramente que Prisa también está por la reconciliación. El siguiente titular es la respuesta a la mano tendida de Casimiro para hacer las paces. "El PP se muestra equidistante entre la sentencia y los bulos". "El PSOE: no mas teorías de la conspiración". Para mí que no han visto tu bandera blanca o se han ciscado en ella, Casimiro.

ABC también abre con testimonios, en su caso de profesionales que socorrieron a las víctimas. "Lloré mucho ese día, de rabia y de impotencia". "España sigue en el punto de mira del yihadismo". El editorial de Bieito Rubido comienza dando fe de que "el tiempo ha aplacado las discordias políticas". Para demostralo, continúa diciendo que "la voluntad electoral cambió claramente el sentido de las urnas del 14 de marzo, la oposición de izquierda, con el PSOE al frente, acusó al Gobierno de Aznar de responsabilidad política por el atentado y agitó las calles contra el PP" y la relación de Irak con el atentado "fue la gran mentira que se trasvasó de la propaganda terrorista a la opinión pública". Oye, pues sí que es verdad se han aplacado las discordias un montón. "La reacción de la izquierda a los atentados de Atocha no fue improvisada como parecía" y que "quedaran impunes las coacciones contra el PP, el acoso al Gobierno y la vulneración de la jornada de reflexión no significa que tales actos fueran legítimos. Muchos de sus protagonistas quedaron retratados definitivamente". ¡Qué bien nos llevamos ya! Pero si más que aplacados estamos amodorrrados.

Hermann Tertsch parece un Dalái Lama sin ir más lejos. "Es tremenda la sagrada ira que despierta entre los guardianes de la corrección política en España cualquier duda, salvedad o reserva que se pueda hacer a la verdad oficial del 11-M", se ponen como fieras corrupias. "Cuánta violencia en el citado hostigamiento a quienes no tiene ninguna teoría y ya solo han mantenido una muy sobria y resignada duda". "Es fácil ver que el décimo aniversario sí va a servir, como no lo hicieron los anteriores, para que una serie de irredentos , que aún proclamaban sus dudas, se avengan a razones. Es decir, a callarlas u olvidarlas. Alguno hasta con un bonito mea culpa", a quién se referirá. Edurne Uriarte también está por la labor de aparcar diferencias y sellar la paz. "La izquierda extrema incluye a muchos, comenzando por Rubalcaba, el líder que dirigía contra el gobierno el miedo y la rabia ciudadanas por el atentado". Y "ahora dicen que tiene sentido de Estado". Pues quien lo dice no anda muy lejos de ti, Edurne.

La Razón también viene en plan azucarado. "Unidad frente al terrorismo". Marhuenda se deshace. "Ayer tuvimos la satisfacción de ver expresada esa unidad", "el terrorismo nunca conseguirá doblegarnos si mantenemos viva la memoria de las víctimas" y cosas así, dice en el editorial. Menos mal que González Ferrari le saca del éxtasis beatífico que le ha entrado. "Aquella tragedia fue el primer gran paso para provocar una fractura en nuestra sociedad cuyas secuelas todavía colean al dejar cicatrices que siguen siendo visibles. Un día de ignominia y tres de infamia", eso es lo que fue el 11-M, dice en un plan nada conciliador.

La Vanguardia tampoco se ha enterado de que estamos firmando capitulaciones. "Diez años del 11-M: el dolor y la conspiración que no fue". Menos mal que es sólo un día, que a mí tanta unión y buen rollo me empalaga.

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