La Vanguardia no sabemos qué esperaba, pero ve una "Oportunidad perdida". "Rajoy sólo plantea que Catalunya pida la reforma constitucional". "Rubalcaba llama a negociar unas nuevas normas de convivencia" y "Duran propone negociarlo todo y tocar la Carta Magna". Vamos, un chasco total. Y eso que "Marta Rovira llamó la atención de Rajoy para saludarlo y dio también la mano a la vicepresidenta antes de subir al estrado", pero nada, que no hay referéndum. Mas no tira la toalla. "Nuestra mano sigue tendida por si se lo quieren repensar". Al director Marius Carol le entusiasmó la comparación de Rajoy con Robinson Crusoe. "Daniel Defoe se imaginó la isla como una especie de tierra prometida a la que el hombre con su esfuerzo podía convertir en un vergel". Además, Crusoe "fue capaz de someter a las fuerzas de la naturaleza para crear un mundo habitable. Seguro que los soberanistas no se sintieron ofendidos por la metáfora". ¿Pero qué fuman?
Explica La Vanguardia la dificultad de Marta Rovira y Jordi Turull para hacerse entender en castellano. "Están acostumbrados a dirigirse a una cámara, pero en catalán. Rovira reconoce que en castellano le falta fuidez". Vamos, que no es que no sepan hablar, son cosas de la inmersión. "Días antes de la cita de ayer la diputada se mostraba nerviosa por ese motivo, así que ensayó bastante el discurso y hasta procuró utilizar más el castellano en su vida cotidiana para adquirir mayor soltura". Pues para la próxima vez hay que esforzarse un poco más, ¿eh?
Se esperaba victimismo, pero Jordi Barbetá se pasa de frenada en su crónica. Los "observadores internacionales" pudieron ver claramente que "la cuestión catalana enfrenta como dijo Artur Mas a un David, dialogante y democrático contra un Goliat intransigente (…) Los oradores catalanes parecían corderos degollados". "Todo fue en vano. La respuesta fue no, no y no". Reaccionaron "como si se tratara de una iniciativa independentista". Pero qué bestias.
Dice La Vanguardia en el editorial que "ayer se perdió la oportunidad para buscar una vía de diálogo que case la demanda catalana con la legalidad constitucional. El debate sirvió para fijar posiciones en una cuestión que seguirá viva en la escena catalana y española. Pero algo se movió en el Congreso, y es de esperar que todos muevan ficha para que no sea un punto final sino un nuevo comienzo. Porque las incógnitas políticas no resueltas acaban pasando factura". ¿Más facturas?
Enric Juliana vio a Arriola en el discurso de Rajoy. "No hubo acrobacias" ni "florituras", qué raro en Rajoy tan dado él a ejercicios circenses. "Un discurso seco, sólido, reglamentista, técnicamente bien construido, con un mensaje perfectamente orientado" a sus votantes del PP. Pudo atisbar, Juliana, "una oferta formal para iniciar en breve los trabajos de reforma" de la Constitución. Pero era un "mensaje cifrado". También le sonó que Rubalcaba hizo "una propuesta de largo e incierto recorrido". ¿Pero no era no, no y no? Menos mal que Rajoy tenía "amarrados a los diputados-jabalíes", que si no cualquiera sabe qué hubiera pasado. Y más con una Rosa Díez por ahí suelta, "desatada, agresiva". Y enfrente los corderos degollados. Turull "claro y estructurado; Marta Rovira, intuitiva, naïf" y Herrera "maduro". Durán "subió el listón. Intervenciones bien trabadas y varias ofertas de puentes de plata" y Bosch "chispeante", "culto y con tonalidades de Samuel Beckett". Culto sí que estuvo. No habló de la República de Noruega, eso es verdad.
El Periódico de Catalunya ve una lucecita. "Puerta constitucional". "El Congreso rechaza definitivamente la petición para que la Generalitat convoque el referendo" y "lo más parecido a una salida fue la invitación del presidente a que los partidos del frente soberanista planteen una reforma de la Carta Magna". Pero, dice el editorial, "para que esta vía sea tomada en consideración es preciso que el Gobierno y el PP apuesten por ella, y eso, por desgracia y por el momento, no parece que esté en el orden del día". Rajoy, te han pillado.