Wyoming defiende a capa y espada su derecho a cobrar un buen dinero. Él, que tiene un alto concepto de sí mismo, se lo gana, no como los demás. Según ha declarado en una entrevista en La Vanguardia, él tiene "pasta" porque lleva "años trabajando bien pagado. Pero tener dinero sólo me convierte en rico, ¡no en hijoputa!". No como Pedro J., que tras ser despedido de El Mundo después de casi 25 años de director "se mete diez millones en el bolsillo".
El humorista de El Intermedio se considera el demonio de la "derecha extrema" que nos gobierna. "Cualquier cosita les parece el demonio. Vamos, la decencia", que por supuesto él encarna, "¡les parece rojísima!".
Wyoming explica que la gran audiencia de su programa no tiene ninguna relación con sus gracietas. "¡El éxito de El Intermedio indica cómo está el periodismo en España! Ha perdido más credibilidad que los banqueros". Menos mal que está él para redimir a la profesión. Porque Wyoming es un hombre de sólidos principios que "¡jamás!" trabajaría por dinero en un programa derechista. "Sólo diré lo que pienso. Antes ¡al paro!". Permite que le llene el bolsillo el mismo editor de La Razón porque le hace un favor.
Se puede permitir la bravuconada. "Saben que reaparecería en otro lado: mientras rinda beneficios a la cadena, resistirá". A Wyoming no le importa compartir empresa con Marhuenda. "Marhuenda y yo somos los dos más importantes payasos de la cadena".
Admite con modestia que se tiene que sacudir a las mujeres que lo acosan. "Las mujeres son muy generosas: viéndome, yo no tendría que haberme comido una rosca en mi vida, ¡pero no mienten cuando dicen que les gusta que las haga reír!".
Finalmente Wyoming hace una revelación decepcionante. "No pienso liderar un partido político". ¡Pero cómo!, España necesita líderes de tu talla. Wyoming, piénsatelo.