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La Generalidad 'planta' al Ejército y quema puentes institucionales

Las Fuerzas Armadas celebran su Día en Cataluña con guiños al catalán, mientras CiU radicaliza su política de "desconexión" con España.

Las Fuerzas Armadas celebran su Día en Cataluña con guiños al catalán, mientras CiU radicaliza su política de "desconexión" con España.
Un soldado muestra a un joven un vehículo militar en el cuartel de El Bruc de Barcelona, el pasado viernes. | EFE

Los actos del Día de las Fuerzas Armadas en Barcelona han tenido visibles efectos y un cierto éxito. Con el perfil más que discreto conferido por Defensa a la celebración en Cataluña y con los ojos de medio mundo puestos en los prolegómenos castrenses de la sucesión real, el traslado de unos vehículos militares para las exhibiciones de material abiertas al público en las instalaciones del Cuartel del Bruch y de la Capitanía General se convirtió en una especie de trending topic informativo. Fue un efímero ruido de tanques que ha llevado más público a la exposición mientras las redes digitales independentistas azuzaban el discurso de la insumisión y el odio.

La recepción institucional ofrecida en Capitanía el pasado jueves en el marco de esos actos fue un termómetro preciso del estado de tensión que la Generalidad ha impreso en el "proceso" separatista. La "desconexión" es el nombre dado por CiU a la estrategia de ruptura. El president Artur Mas capitanea una política de ruptura y no reconocimiento. Está en "modo república" desde mucho antes de la abdicación y la relación de la Generalidad con el Ejército es la expresión más plástica de los aires de insurrección y desobediencia que practica CiU para ganarse la credibilidad y el reconocimiento de ERC. Mientras el cuerpo consular, representantes de entidades académicas, económicas, cívicas, de la administración del Estado, del PP, PSC y Ciutadans asistían a la recepción que abrió un fin de semana de puertas abiertas, la Generalidad daba el plante y el cante.

El acto fue definido por uno de los asistentes como "integrador" y "sensible a la cultura catalana", tanto que la Unidad de Música de la Inspección General del Ejército abordó un repertorio de sardanas que incluyó La santa espina. Además, el teniente general Ricardo Álvarez Espejo, que tomó posesión del cargo de Inspector General del Ejército el pasado 10 de septiembre, pronunció parte de su discurso en catalán (recibe clases particulares). El teniente general Álvarez Espejo, madrileño de 59 años, es el máximo representante del Ejército en Cataluña, Aragon, Navarra y La Rioja, la cara visible de una institución que goza de un reconocimiento social inversamente proporcional al que le otorga la Generalidad.

La víspera de la última Diada, cuando el teniente general tomó posesión, en Capitanía, el acto fue presidido por la delegada del Gobierno en Cataluña, Llanos de Luna, y por la vicepresidenta del gobierno autonómico, Joana Ortega, de quien ahora dependen encargos como el de las urnas de cartón y las papeletas para el referéndum separatista. Aún se mantenía un cierto sentido de respeto institucional en la Generalidad. En menos de un año, Mas ha pasado de enviar a su segunda a los actos de más relieve a desaparecer de cualquier cita, obligatoria o no, de la que no pueda obtener un provecho para el "proceso" o en la que él no sea el protagonista absoluto. En paralelo, el Ejército ha mantenido sus importantes funciones en áreas como la protección civil, una de las áreas, junto con la de seguridad ciudadana, en la que más se nota la ausencia de gestión de la Generalidad, que se caracteriza por presentarse como un Estado mientras incumple las más elementales obligaciones.

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