"Felipe VI: 'Una Monarquía renovada para un tiempo nuevo'", dice El Mundo. El editorial destaca que "el jefe del estado inició su reinado de forma valiente, exponiendo ante las Cortes generales sus convicciones sobre las exigencias específicas de la Corona en la actualidad. Felipe, dice, "está decidido a imponer su propio rol". "El primer mensaje de Felipe VI fue ambicioso y audaz". Y debió gustar mucho porque "fue aclamado y aplaudido en siete ocasiones". ¿Por todos? No, por todos no. Como dos niños enfurruñados estaban Mas y Urkullu dando la nota. "Los presidentes catalán y vasco ignoraron estos gestos y, en una acción que parecía coordinada, ni ellos ni los diputados y senadores de CiU y PNV aplaudieron al nuevo Rey. Mas y Urkullu escenificaron luego el desafío nacionalista en su valoración al discurso del Monarca". Mas, al que le gusta hacer el indio cada vez que viene a Madrid, "decidió disfrutar de su particular minuto de gloria en la Librería Blanquerna porque, según dijo en una torpe excusa, tenía dudas de poder expresarse en catalán en la Cámara". El afecto demostrado a "la nueva Familia Real en la calle prueban que la monarquía renovada de Felipe VI es un relevo bien recibido. Ahora es preciso que las palabras del nuevo Rey no sean flor de un día ni caigan en saco roto".
El País destaca la parte en la que habló de "una Corona íntegra, honesta y transparente". El editorial machaca con la parte nacionalista del discurso, la obsesión de El País. No le gustó nada el discurso y lo deja claro con duros reproches al nuevo Rey. Al mencionar poetas de todas las lenguas "se observa un intento de sofocar incendios sobre recentralizaciones lingüísticas, lanzar guiños a los nacionalistas y realzar que el catalán, el euskera o el gallego también son lenguas plenamente españolas. Sin duda provocador para los centralistas pero demasiado poco para quienes, sin ser nacionalistas, quieren oír en su lengua propia las razones que les hagan creer en una de las frases que pronunció con mayor énfasis: en España cabemos todos". ¿El castellano no es también su lengua? También le pareció poco a El País que diera las gracias en las cuatro lenguas, algo "escaso para los que esperaban un mayor uso de esas lenguas españolas por parte del monarca". Si les parece pronuncia todo el discurso en las cuatro lenguas para que Cebrián no se disguste, no te joroba. "En suma: fueron positivos en el discurso tanto la claridad del mensaje, que no reivindica unos poderes políticos de los que carece, como el impulso para crear el ambiente institucional y emocional en el que sean posibles iniciativas de reforma y grandes acuerdos. Aun así, se hubiera agradecido un mayor énfasis en esto último". En suma, que no les ha gustado nada y quieren que se note, como Urkullu y Mas.
La Razón nos presenta al nuevo Rey. "Felipe VI de España". Destaca el editorial la "expresión afortunada" de que es una "monarquía renovada para un tiempo nuevo", aunque suene a obviedad. "Su discurso fue diáfano, directo, esperanzador, sereno y tan generoso en los agradecimientos como exigente en los compromisos. Un gran discurso", dice. La Razón pone a caldo a los de la pataleta. "El otro gran eje del discurso real fue la unidad y diversidad de España". "Felipe VI no pudo ser mas transparente y taxativo sobre el modelo de Estado, porque es el mismo de la Constitución. Es natural que los presidentes vasco y catalán no les satisfaciera porque nada les complace salvo sus objetivos de ruptura". Y les pone a caldo por su grosería. "En todo caso, la disensión no justifica la descortesía. La actitud displicente de Urkullu y Mas no sólo fue una falta de respeto institucional, sino un desaire a todos los españoles". Para nada. No ofende quien quiere, sino quien puede.
ABC, muy parecido a La Razón, también nos presenta al Rey en el titular. "Felipe VI, Rey". En el editorial también destaca como frase cumbre de su "discurso excelente" lo de la "Monarquía renovada para un tiempo nuevo", así que debe de ser bueno. Lo que más satisface al periódico es que "los ejes del discurso del nuevo monarca coinciden plenamente con los que siempre ha defendido ABC", mira que casualidad oye, "que no sólo se identifica con ellos, sino que incluso ha hecho bandera de una regeneración, propuesta desde estas mismas páginas" cuando Felipe llevaba pañales, les falta decir. Como no hay mayor desprecio que no hacer aprecio, "no hay que dar mayor trascendencia al deseo de buscar protagonismo por parte de los presidentes de comunidades gobernadas por los nacionalistas, incapaces de asumir plenamente su deber institucional" y "tampoco merece mayor comentario la ausencia injustificable de algunas minorías de izquierdas", total, para estorbar, mejor que no estén. Finaliza dándose otras palmaditas en la espalda. "ABC, cuyas señas de identidad son bien conocidas, se felicita" y, "en nombre de muchos miles de lectores, transmite a los nuevos Reyes los mejores deseos de éxito al servicio de todos los españoles". Cuánto narcisismo.
La Vanguardia: "Un rey para un tiempo nuevo". Remarca el editorial "su reconocimiento de la diversidad del país". "El nuevo monarca se pronunció a favor de la unidad y permanencia de España". Sólo faltaba. "Sus palabras de aprecio para las tradiciones, culturas y lenguas fueron claras". "A los agentes políticos que esperaban que el discurso inaugural de Felipe VI transmitiera una declaración política que resolviera el actual contencioso territorial conviene recordar en este sentido, aun admitiendo el tono formal, comedido y cauteloso que caracterizó el discurso, que esa misión corresponde al Gobierno más que al Rey". Parece que en El País son mas papistas que el papa.