Empujones, amenazas y ruedas misteriosamente desinfladas. Seguir a los Pujol es un deporte de riesgo, periodismo de aventura que depara emociones fuertes. Ayer domingo se celebró el bautizo de la primera nieta de Jordi Pujol Ferrusola. Se esperaba a los bisabuelos, pero el matrimonio Pujol-Ferrusola no hizo acto de presencia. Entre medias, los coches de Antena 3 y Cuatro con las ruedas desinfladas, un hijo de Jordi Pujol Ferrusola haciendo fotos con su móvil de los periodistas presentes, amenazas, en español, por supuesto y un ambiente que algunos de los invitados (venidos expresamente desde Miami) describieron como "muy latino".
La hija de Jordi Pujol Ferrusola, madre de la niña bautizada ayer, está casada con el heredero de un importante grupo empresarial mexicano, de ahí la presencia de invitados del otro lado del charco, donde la familia Pujol ha realizado importantes operaciones y grandes negocios, además de toda suerte de contactos y relaciones. Para el clan catalán, Miami es la playa de la Cerdaña.
Se da la circunstancia de que los coches de la prensa afectados estaban situados cerca de la mansión que han ocupado en los últimos días el ex presidente de la Generalidad y su esposa, a los que Artur Mas ha retirado todos los honores, pero no así los servicios de escolta de los Mossos d'Esquadra. Aduce el actual presidente regional de Cataluña que Pujol necesita protección, una protección que, sin embargo, no ha servido para evitar la comisión de serios destrozos en las unidades móviles y amenazas a los fotógrafos que intentan captar imágenes de la familia.
Mientras los periodistas que intentan seguir a los Pujol se enfrentan a unas medidas de seguridad propias de la familia real británica, afloran más datos sobre los procedimientos de los hijos de Pujol. Oleguer, el menor, está en el punto de mira judicial y las cifras del tesoro de los Pujol alcanzan proporciones verdaderamente astronómicas. De ayer a hoy ya se habla de 2.000 millones de euros repartidos por los principales paraísos fiscales del mundo. Hace sólo unos días, las cantidades eran mucho más "modestas", de "sólo" tres cifras.