Artur Mas sube el tono y lejos de intentar moderar el debate político será el primer presidente de la Generalidad que acuda y presida el acto independentista del Fossar de les Moreres, una plaza donde las formaciones más radicales, ultras y fanáticas del separatismo rinden homenaje a los catalanes muertos en la Guerra de Sucesión. Este "evento" ha abierto tradicionalmente la Diada alternativa, la que agrupaba junto a ERC a formaciones políticas como las CUP, "Estat Català", el "Moviment de Defensa de la Terra" y otras escisiones "políticas" del grupo terrorista "Terra Lliure".
Fue un 10 de septiembre en esa plaza cuando Joan Tardà gritó "¡Mori el Borbó!" y en ese mismo espacio, en el que una llama permanente recuerda a los "caídos por Cataluña", se han dado vivas a ETA, se han quemado banderas y retratos del Rey y se han proferido toda clase de amenazas contra el PP, Ciutadans y los catalanes no independentistas. Ese miércoles, no serán sólo los radicales con sus antorchas y consignas radicales quienes ocupen ese espacio, al lado de la basílica de Santa María del Mar, sino que también estará el presidente de la Generalidad, en la víspera de una Diada que pretende histórica, la última bajo "dominio español", según la retórica oficial.
Además, el líder de CiU ha decidido anticipar el acto institucional en el Parque de la Ciutadella, el único al que asistían PP y Ciutadans, a la víspera y en otro emplazamiento, la Lonja del Mar. El 11 será por tanto el escenario preferente de la ofrenda floral frente a la estatua de Rafael Casanova, una encerrona a la que los dirigentes de los partidos no nacionalistas dejaron de ir por las vejaciones y agresiones de las que eran objeto. Ese será el plato fuerte de la mañana. Por la tarde, la manifestación de la "V" en la Gran Vía y la Diagonal. Como dijera Homs, "ha llegado el momento de las decisiones". La primera ha sido radicalizar, aún más, la Diada.