"Libre e iguales y Sociedad Civil Catalana exigen que se cumpla la ley y se obedezca al TC", dice ABC en su portada. En el editorial explica por qué no se forma el mismo jaleo que en Barcelona. "Los sectores no nacionalistas se hacen oír menos, porque quien defiende la Constitución y la democracia no suele recurrir al populismo de connotaciones totalitarias". Será por eso. Hermann Tertsch estuvo en el acto de Libres e Iguales y dice que "frente a la demostración de las masas obedientes al régimen que cada vez tiene menos fisuras, en Madrid se celebró ayer un acto tan modesto como prodigioso", en el que Cayetana Álvarez de Toledo leyó "un texto sobre Cataluña, sobre España, sobre la historia y la probidad que no olvidará nadie de los presentes". "Es difícil recordar en España un texto con mayor vocación de verdad y concordia". "Esta declaración de Libres e Iguales recibió aplausos atronadores. Pero la conmoción de la audiencia iba más allá. Porque la declaración, en la voz de Álvarez de Toledo, será recordada como un hito en la reacción de la dignidad de la ciudadanía de España ante tanto atropello separatista, tanta agresión a la legalidad y tanta indolencia de los gobernantes". Y los nacionalistas haciendo uves, los muy tontos.
La Razón va más allá. "Cataluña despierta". "Sociedad Civil Catalana congrega a miles de personas por la unidad de España en Tarragona". 8.000 concreta después. Y mientras este acontecimiento estaba pasando, "TV3 dedicó 15 horas a la retransmisión de la manifestación separatista y sólo 15 minutos al acto de los constitucionalistas". Y seguro que lo hicieron por agencias. "Hace años que la Diada dejó atrás su carácter festivo/reivindicativo para convertirse en un instrumento de confrontación. Los nacionalistas alimentaron una fractura social que ayer se constató con la celebración de dos grandes actos en Barcelona y Tarragona". Al de Barcelona ya sabíamos que iba a ir bastante gente, pero el de Societat Civil "logró sus objetivos y demostró que hay una mayoría de ciudadanos dispuesta a combatir las mentiras del independentismo". El problema fue que daba pereza desplazarse a Tarragona y por eso la manifestación de Barcelona fue un poco más grande. A Libres e Iguales le dedica un un recuadrito que apenas se ve. "Por la paz civil española". Y luego hablamos de TV3.
El Mundo le da bombo a lo suyo. "Los historiadores tumban los mitos de la Cataluña de 1714" en el seminario "Una jornada para la historia". Los nacionalistas estarán preocupados. Con lo que les importa a ellos la historia. Eso sí, también menciona en portada el acto de Tarragona y el de Libres e Iguales en Madrid. Ángeles Escrivá estuvo en Tarragona. "Una sensación de fractura, una denuncia de exclusión". "Los que se desplazaron a Tarragona sienten que se les está queriendo arrinconar". Y eso que "no faltó la buena música, un escenario imponente junto al mar y una temperatura estupenda que podían haber invitado al mero disfrute. Sin embargo, no fue tan así". Fue una "bagatela" al lado de lo de Barcelona. ¡Qué me dices! Pero si dice La Razón que estaba abarrotado. A ver si es que se perdieron y cada uno fue a un sitio distinto.
El País le dedica media página al acto de Tarragona. "Los antisoberanistas sostienen que han logrado una Diada más plural. Societat Civil reúne en Tarragona a miles de personas contra la independencia", dice con conmiseración. Por supuesto del acto de Libres e Iguales, ni palabra. La Vanguardia también le dedica un pequeño espacio a los antiseparatistas. "Societat Civil Catalana reclama en Tarragona una Diada 'para todos'". Cuenta Sergio Vila-Sanjuán que fue en un "tono familiar; porque convocó familias: porque el público aunque llenó los espacios asignados, no era excesivamente agobiante, y porque transcurrió con placidez". ¿Llevaban tortilla? Dice Vila que eligieron "un marco imponente. En su anfiteatro, donde fue quemado vivo el obispo cristiano Fructuoso". Desde luego los catalanes, separatistas o no, tienen una tendencia morbosa hacia los muertos que da repelús. De todas formas hicieron bien en hacer una escapadita, en Barcelona no cabía un alfiler.