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El Rey apela a la unidad ante un nuevo desaire de Mas

Desaire del presidente de la Generalidad al Rey: Mas llega tarde al acto en la patronal catalana y se evita participar en el recibimiento.

Desaire del presidente de la Generalidad al Rey: Mas llega tarde al acto en la patronal catalana y se evita participar en el recibimiento.
Artur Mas, junto al Rey durante el acto en Barcelona | EFE

Seis días después de la escena del utilitario, en la que el rey Felipe VI y el presidente de la Generalidad, Artur Mas, en el asiento del copiloto, sonreían a las cámaras, la teórica normalidad institucional ha dado un vuelco. El Rey ha presidido la entrega de los premios anuales de la patronal catalana, Foment del Treball, y la primera incidencia se produjo nada más llegar a la sede de la entidad. Entre las autoridades que recibían al Rey (la delegada del Gobierno, Llanos de Luna; el ministro de Interior, Jorge Fernández, y el aclalde de Barcelona, Xavier Trias) destacaba la ausencia de Mas, que prefirió llegar tarde.

Dentro, el ambiente fue descrito por los presentes de frialdad. El presidente de la patronal, Gay de Montellà, apeló al "diálogo" y al "pacto" en una clara alusión al proceso separatista. Mas, por su parte, instó a los empresarios a encabezar "el movimiento de la sociedad catalana y los proyectos de país", otra referencia indirecta al proceso separatista. El discurso fue acogido con frialdad por los empresarios, expectantes ante el discurso que había de cerrar el acto.

El Rey, contra pronóstico, fue el más claro de todos los intervinientes y en catalán aludió al general Prim como "un hombre de seny, que es mucho más que el sentido común", dijo. En un catalán mucho más pulido que en la última ocasión que leyó un discurso en ese idioma, Felipe VI añadió acto seguido que Prim entendió perfectamente la conexión indisoluble entre Cataluña y España y remachó con que "los mejores momentos de Cataluña han coincidido invariablemente con los mejores momentos de España".

"Hoy más que nunca es preciso aunar fuerzas y estrategias en un mundo que camina hacia una mayor integración" insistió Felipe VI, cuyo discurso fue un alegato constante, en catalán y en español, a favor de la unidad. "Son imprescindibles las visiones compartidas y la respuestas conjuntas a los desafíos". "No podemos permitirnos el debilitamiento o la división porque el mundo camina hacia una mayor integración, como consecuencia de la interdependencia que define a nuestras sociedades y a nuestras economías", apuntaló el Rey. Además, recordó que la urgencia de la sociedad tiene más que ver con el desempleo y la crisis económica que con las reivindicaciones separatistas, tras lo que apuntó que el progreso de España en las últimas décadas ha estado vinculado al marco constitucional y la estabilidad institucional.

Con este discurso, la Corona ha tomado el testigo de la defensa de la unidad de España en Cataluña, lo que supone un cambio tras los meses en los que la respuesta de Moncloa al desafío separatista fue la convicción de Rajoy de que Mas no se atrevería a traspasar las líneas rojas. Una vez celebrado el referéndum del 9N, la primera intervención de un cierto calado ha correspondido al Rey, que en sólo seis días ha cambiado el tono gestual con Artur Mas, abiertamente incómodo durante toda la velada, que se desarrolló ante la presencia de unas 250 personas.

El discurso de Felipe VI cayó como un jarro de agua fría entre los convergentes, que habían desplazado hasta el lugar a Santi Vila, consejero de Fomento que mantiene unas magníficas relaciones con la ministra Ana Pastor, y a Felip Puig, consejero de Empresa y Ocupación, así como al alcalde Trias, que tuvo que soportar la presencia del ministro de Interior, Jorge Fernández, a quien acusa de haber filtrado lo de sus presuntas cuentas en Suiza.

Ya el año pasado este mismo acto de entrega de premios se convirtió en el escenario de una zapatiesta institucional porque Mas se negó a estar por debajo en el orden protocolario de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. En esta ocasión no cabían dudas sobre la prelación de autoridades, pero Mas no se ha resistido a dar la nota con su retraso.

En cuanto a los premios, y según informa Efe, Foment del Treball ha concedido este año sus Medallas de Honor a los empresarios Mariano Puig, exconsejero delegado del Grupo Puig, y Carlo Umberto Bonomi, máximo responsable de Investindustrial, principal accionista de Port Aventura. Los Premios Carlos Ferrer Salat de Foment han sido para Gaes por su política de I+D, Áreas, en el ámbito de Internacionalización, Carlos Durán, de las autoescuelas Hoy Voy, como empresario de futuro, y Girbau Group en el apartado de Medio ambiente. Foment ha otorgado su Medalla de Oro al Rey Felipe VI por su controbución "al progreso empresarial, económico y humano".

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