Tras casi dos semanas de campaña, el observador avezado conoce el repertorio base de Albert Rivera para defender las candidaturas de Ciudadanos. Ese en el que no puede faltar que se llame "compatriotas" a los votantes de otros partidos; en el que se apela, una y otra vez, al "cambio sensato"; en el que se presume de ser "el partido que más se parece a España"; en el que se aboga por un "cuarto proyecto nacional" tras los encabezados por Adolfo Suárez, Felipe González y José María Aznar y en el que, como reza el vídeo de campaña, proyectado antes de cada intervención de Rivera, se concluya con entusiasmo que "imposible es sólo una opinión". Los clásicos no fallaron en Zaragoza, tampoco en la voz de las poco avezadas mitineras Elena Martínez (candidata a la alcaldía) y Susana Gaspar (candidata al Gobierno de Aragón) pero Rivera aportó varios bonus track, el primero aludiendo a su origen: "Ya sé que ahí donde yo vengo a algunos les gustaría levantar fronteras entre aragoneses y catalanes, les encantaría, pero no lo vamos a permitir porque les vamos a ganar las elecciones, también en Cataluña".
El discurso del presidente de Ciudadanos dejó motivos para la especulación interna, como cuando -en lapsus o no- citó a Inés [Arrimadas] entre una ristra de candidatos, lo que parece reforzar las opciones de la diputada catalana de sucederle como número uno en las próximas autonómicas. De puertas afuera dejó claro que está muy conforme, orgulloso incluso, del rumbo para las futuras negociaciones trazado en Andalucía: "Responsabilidad es permitir que la gente mientras va al trabajo, o lleva a sus hijos al colegio o cuida de sus mayores sepa que hay un Gobierno y un parlamento responsable, y que hace el trabajo por el que se les paga, pero responsable en este momento también es pedir cambios y ser exigentes, porque tan irresponsable sería que en España no se pudiera gobernar, como que se siguiera gobernando de la misma manera".
En esta ocasión dejó a un lado sus críticas a los viejos partidos -"son tan poco creíbles que ya ni les contesto"- y enfatizó varios dardos velados hacia Podemos: "Algunos todavía no han gobernado y ya han cambiado el programa veinte veces, nosotros no vamos a jugar a eso […] La pregunta ya no es ¿quién nos ha robado? sino ¿qué vamos a hacer ahora? Y Ciudadanos es la respuesta. Otros dieron respuesta al cabreo, pero cuando se acaba el cabreo y empieza la mirada al futuro la gente está empezando a optar por un cambio sensato, que les dice cuánto valen las cosas, que les dice la verdad".
Para rematar su argumento, Rivera no dudó en echar mano de la vieja máxima de Kennedy que instaba a los americanos a no preguntarse qué podía hacer el país por ellos, sino qué podían hacer ellos por el país. Una máxima, afirma el líder de Ciudadanos, que en otro tiempo pudo ser "políticamente incorrecta" pero que, a su juicio, "empieza a ser políticamente necesaria, alguien tiene que decirlo".