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Baile de nombres y muchos reproches en un PP instalado en el caos

Silencio de Rajoy mientras el PP de Baleares se rebela contra Génova y Herrera pide la cabeza de Soria. Santamaría "no" criticará a Cospedal.

Silencio de Rajoy mientras el PP de Baleares se rebela contra Génova y Herrera pide la cabeza de Soria. Santamaría "no" criticará a Cospedal.

En opinión de Mariano Rajoy, lo que toca ahora es el análisis pormenorizado de los resultados electorales y negociar para mantener el máximo poder posible en comunidades y ayuntamientos. Esto es, trabajo de despacho, y de ahí su intención de evitar los focos en los próximos días. Si bien, la tormenta no amaina y su partido parece vivir al borde de un ataque de nervios, en el que se repiten reproches internos, baile de nombres y petición de ceses.

La Moncloa quiso insistir en que los cambios prometidos por el presidente no serán inmediatos, y que no sólo tendrán que ver con personas. Pero los entornos de los principales dirigentes -o estos mismos amparados por el anonimato de las "fuentes"- empezaron a tomar posiciones. Y María Dolores de Cospedal, con importantes enemigos internos, se vio de inmediato en la diana. "Ella ha sido la encargada del partido y ha fracasado. Tiene que asumir responsabilidades", en palabras de un líder autonómico.

Tal y como avanzó este diario, Cospedal tiene la intención de seguir siendo número dos del partido hasta el congreso nacional previsto para primeros de 2016 a no ser que el presidente le ordene lo contrario. Así lo dijo tanto el lunes, en presencia de Rajoy y los barones, como el martes, cuando reunió al PP de Castilla-La Mancha para proclamar que ayudará a ganar las elecciones generales desde la región y la secretaría general.

Según sus afines -la mayoría, de la comunidad que aún gobierna-, los rumores de su marcha surgen "de quienes ya quisieron cargársela" en plena Semana Santa, cuando se puso en tela de juicio su gestión en Génova. ¿Y quiénes son esos enemigos? En el partido, Javier Arenas y, en el Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. Así se sugiere en privado por dirigentes próximos de Cospedal, que a renglón seguido incluyen a otros como Alfonso Alonso, ministro de Sanidad y declarado sorayo.

Santamaría "no" criticará a Cospedal

Para evitar que la sensación de guerra interna entre ambas fuera a más, la vicepresidenta convocó a los medios de comunicación en el patio del Congreso de los Diputados. Y, ante una enorme expectación, habló de Cospedal como pocas veces antes. "No encontrará de mí una sola crítica", respondió preguntada por los reproches contra la secretaria general. Y subrayó sobre ella que su tarea es "difícil, dura e ingrata", aunque no llegó a defender que siga en el puesto como sí hizo Rafael Hernando.

Deben ser "momentos de análisis y de reflexión serena", apostilló Santamaría, que se saltó su regla de no hablar de los asuntos del partido ante la inestabilidad existente. "Sólo a él (Rajoy) le corresponde decidir quién, cómo y cuándo" sobre los cambios patrocinados, y que algunas fuentes desvelan que no se acometerán hasta dentro de varias semanas, siempre antes de agosto y afectando también al Gobierno. Primero, habrá reuniones en Génova con representantes de todas las estructuras locales y regionales para saber "pormenorizadamente" las causas del cisma electoral del 24M.

En todo caso, volvieron a arder los pasillos del Congreso. Y, ante el silencio de Rajoy, arreció el baile de nombres. De nuevo, Pablo Casado fue uno de los dirigentes más mentados para darle un impulso a la formación. "Se ha pateado todas las tertulias, ha dado la cara siempre que se le ha pedido, y no está quemado. Al revés, gusta tanto al votante más conservador como al de centro", según el argumento de un compañero de filas.

A Ana Pastor, la ministra de Fomento y vocal electo del Comité Ejecutivo, le dio "la risa" al verse en la terna de posibles sustitutos de Cospedal mientras que otros cargos del PP señalaron -pese a no ser vocal electo- a Alberto Núñez Feijóo, del que muchos ponen en valor su perfil político, y de ahí que también se hable constantemente de él como posible recambio de Rajoy. "Mal vamos si pensamos que esta es una cuestión de egos o de creerse uno mejor que otro, o que uno tiene la culpa y los otros no la tiene. El partido somos todos y los malos resultados son de todos", replicó en rueda de prensa.

Había mucho interés de puertas para adentro por saber qué diría Feijóo, y éste se situó al lado de Rajoy. "Si ha sido capaz de reconstruir el país, será capaz también de reconstituir lo que se ha caído en las elecciones municipales y autonómicas", destacó, para augurar que el presidente es dueño de los plazos y "acertará en su decisión". "Con la sabiduría que le caracteriza, Rajoy está capacitado para gestionar cualquier situación que se le ponga por delante", se sumó a su defensa Isabel García Tejerina, ministra de Agricultura.

Herrera carga contra Soria

El cierre de filas no fue, en todo caso, generalizado. El simple hecho de que una estructura regional replique a Génova hubiera sido noticia de apertura un día cualquiera, y eso es lo que hizo Baleares al rechazar que su congreso tenga que celebrarse tras las elecciones generales. Será en septiembre, se reafirmó el equipo de José Ramón Bauzá en un comunicado.

Mientras, Juan Vicente Herrera volvió a la palestra para cargar contra José Manuel Soria, ministro de Industria y próximo a Rajoy. "Ha hecho méritos para dimitir o para ser cesado", espetó José Antonio de Santiago-Juárez, portavoz del presidente de Castilla y León. Aún más, dijo de él que "ha destrozado" al PP de Canarias y no ha hecho una buena gestión de los problemas del carbón, que ha restado muchos votos a Herrera en las cuencas mineras.

Ante este panorama, Moncloa puso en valor a los barones que no han amagado con irse, aunque tengan pensado hacerlo en los próximos meses. Desde a José Antonio Monago a la propia Cospedal, que calificaron de "una señora". Y, por el contrario, airearon los malos resultados de quienes ya han dado un paso atrás.

Los reproches no se quedaron ahí. En fuentes, el Ejecutivo y el partido se cruzaron todo tipo de acusaciones. Mientras en Moncloa vieron un partido "muerto" incapaz de "hacer lo que debe, que es defender a su Gobierno", en Génova contestaban que los ministros "a veces parecían dioses", que la comunicación ha sido prácticamente inexistente en esta legislatura y que "se les ha dado de lado".

"El verdadero problema es que sí existe síndrome de la Moncloa y Rajoy y sus ministros han estado viviendo al margen de la realidad. Todavía viven al margen de la realidad", según el diagnóstico de un histórico de la formación, que ya trabajó a las órdenes del fallecido Manuel Fraga. Se mostraba pesimista viendo el escenario, con un partido instalado en el caos. "Esto con Aznar no pasaba", es otro de los comentarios más recurrentes en las últimas horas. Mientras, Rajoy no tiene pensado salir de la sede de Presidencia en los próximos días.

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