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David Gistau sacude una somanta a 'El Mundo' por su portada con "fachas tremendos"

La prensa se entretiene con las entretelas de los pactos, que son algo así como los fichajes del fútbol: llenar huecos cuando no hay competición.

La prensa se entretiene con las entretelas de los pactos, que son algo así como los fichajes del fútbol: llenar huecos cuando no hay competición.

En mayor o menor medida, todas las portadas de este miércoles entran en el juego de los pactos: que si este va a pactar con aquel y aquel con el de más allá, que si yo me reúno contigo y tú con él, que si esto va de apartar a unos o de orillar a otros…

En El Mundo el titular es para Rajoy y la libertad que va a dar a sus barones para pactar con Ciudadanos; está bien porque más vale que la de él que no que se la cojan ellos, que era lo que al final iba a pasar ante la irresistible llamada de la poltrona y el hecho, innegable, de que los pactos con los de Rivera son una alianza natural para los populares que desde luego no van a enfadar a sus electores.

En El País, en cambio, el gran titular es para el dimitido en diferido Blatter, ya saben ustedes que los de Prisa siempre se tienen que dar un baño de cosa internacional. En cuanto a los pactos, se centran en Madrid: "Ciudadanos se resiste a apoyar al PP en Madrid por la corrupción". Pues como apoyen al limpísimo PSOE nos vamos a reír un rato, que ahora va a resultar que los de los ERE, la formación y Parla son el partido sin mácula, manda huevos... de oro.

La portada externa de ABC es para el viaje del Rey a Francia, la interna para el gran dato del paro que se hizo público este martes. Curioso resulta, por cierto, que El País lo relega a un rincón de la portada aunque con un titular muy positivo –"El empleo se dispara…"-; mientras, el nuevo El Mundo no le dedica ni un breve por encima de la mancheta.

Hablando del nuevo El Mundo, un histórico del diario de Unidad Editorial le dedica en ABC una durísima columna. Se trata, por supuesto de David Gistau, que se vio momentáneamente teletransportado a los años setenta al ver "la portada de la Insomne Garita" –una referencia al artículo de presentación de David Jiménez el pasado domingo- en la que aparecían "unos fachas tremendos, enhiesto el brazo".

Habla no sin cierta ironía Gistau de que si no fuera "la Insomne Garita de una experiencia periodística ajena de militancias (…) habría llegado a creer que la portada –que por cierto también incluía un extrañísimo artículo contra Ciudadanos- pretendía inocular en la opinión pública la idea de que recelar de la noble fusión de las izquierdas todas bajo la dirección providencial y sanadora de Podemos lo convierte a uno en un facha rancio".

La columna explica- y muy bien- la operación de aislamiento político del PP, "el nuevo cordón sanitario", en la que desde muchos medios están intentando encerrar a los populares, entre ellos ese nuevo El Mundo que, por lo que parece, no está gustando nada a Gistau.

En La Razón el gran titular es para un pacto, cómo no, en esta ocasión el ya casi firmado entre el PSOE y C’s para alcanzar el poder en la Comunidad Valenciana prescindiendo de Podemos y Compromís. La foto para Mariano Rajoy, como ilustración un poco descarada de los datos del paro.

Pero lo más interesante del periódico de Planeta está en un visceral y testicular artículo de Alfonso Ussía en el que despide a un rey y da la bienvenida a otro, por así decirlo. El despedido con un año de retraso es Juan Carlos I, a quién alaba contundentemente: "Con las consabidas reservas y debilidades que todo ser humano lleva como una mochila, bueno es recordar que el rey Don Juan Carlos ha sido para España un Rey cojonudo".

Dice del emérito que "tiene una personalidad compleja" y que "abraza sinceramente, dialoga con generosidad, agradece lo justo y es tardo en el perdón"; y dice también que "le mortificaron hechos dolorosos, demagogias baratas y chismes de antesala de pelotas y cortesanos".

De Felipe VI, Ussía cree que "como a su padre, le sobra algún amigo y le falta alguna sinceridad", pero defiende que "lo está haciendo muy bien, y merece la pena constatarlo". Así, concluye: "Un –otro, cabría decir- Rey cojonudo".

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