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Ada Colau quiere un imán, un rabino y una pantalla gigante en su proclamación como alcaldesa

Pretende llenar de sillas la plaza de San Jaime para que el pueblo contemple en una pantalla gigante el traspaso de poderes.

Pretende llenar de sillas la plaza de San Jaime para que el pueblo contemple en una pantalla gigante el traspaso de poderes.
Ada Colau | EFE

Ada Colau, la líder de los podemitas en Barcelona, aún no ha sido nombrada alcaldesa, pero actúa como si lo fuera. ERC ya le ha prometido su apoyo, así como el PSC, pero no hay nada firmado. Todo son buenas intenciones y la promesa de Colau de que encabezará la manifestación separatista del próximo 11 de septiembre.

Atados, en teoría, esos apoyos, Colau no disimula sus nervios de cara al gran día, el próximo sábado 13. Pero lo que preocupa no es la sesión constitutiva del pleno, sino su proclamación, un acto que pretende dotar de toda clase de significados y que trae de cabeza a los servicios de protocolo del Ayuntamiento.

Colau no para de dar órdenes, indicaciones e instrucciones. Dice que quiere reducir el "peso" del Ejército y de la Iglesia en los ceremoniales ciudadadanos, que no entiende la presencia de mandos militares en su toma de posesión y que al cardenal arzobispo de Barcelona, Martínez Sistach, le deben flanquear un imán y un rabino.

Como si se tratara de una boda, Colau está al cabo del más mínimo detalle. Ha aceptado que representantes de instituciones y empresas asistan al acto, como es norma, pero ha exigido lugares de preferencia para la Plataforma Antihipotecas, la Federación de Vecinos y otros grupos que le han dado apoyo durante la campaña. Quienes no quepan en el salón de plenos, podrán seguir la "ceremonia" a través de una pantalla gigante desde la plaza de San Jaime, en la que se dispondrán sillas para el público.

Colau ha pedido ver al presidente de la Generalidad, Artur Mas, tras su probable toma de posesión, una tradición que esta vez estará cargada de connotaciones. Mas ni siquiera ha felicitado a Colau por haber ganado las municipales mientras que Colau ya le ha advertido de que debe devolver los préstamos que le hacía Trias, el anterior alcalde, a fondo perdido. La tensión en el "soberanismo" es máxima y está en juego el liderazgo del proceso separatista, que Colau y la monja Forcades pretenden asumir a costa de Mas y el partido de Pujol.

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