No ha pasado una semana desde que Susana Díaz nombró su primer gobierno. Ya anticipó Libertad Digital que el nombramiento de la rectora de la Universidad de Málaga, Adelaida de la Calle, iba a tener consecuencias inmediatas dado el historial de un personaje que había privatizado la Fundación de la Universidad de Málaga con beneficio para su familia y la familia de su gerente y que había efectuado contrataciones extrañas a compañeras o esposas de altos cargos de la Junta judicialmente imputados y a los imputados mismos.
Ahora, un juez instructor investigará los 30.000 euros en dietas que cobró Amparo Ruiz Sepúlveda, compañera de uno de estos imputados, Francisco Trigueros, nada menos que secretario general de Universidades de la Junta de Andalucía.
Resulta que esta importante cantidad de dinero en dietas, que supera el sueldo anual de la inmensa mayoría de los mileuristas trabajadores andaluces, fue cobrado en calidad de profesora de la Escuela de Informática de Málaga desde el año 2008, escuela que había sido cedida a la secretaría general de Universidades que regía su entonces pareja.
El concepto de las dietas, subraya El Mundo, era el de "reuniones en Sevilla" sin más por lo que la Fiscalía en un oficio advierte que existen indicios de la posible comisión de presuntos delitos de malversación y prevaricación.
Cuando se abran las diligencias judiciales, tras designarse al instructor, se sabrá si se produce la imputación formal y se cree que alguna imputación podría recaer sobre la nueva consejera de Educación Adelaida de la Calle, la entonces rectora de la Universidad que concedió los fondos para el pago de las dietas.
Contratada como asesora por su entonces pareja
Ruiz Sepúlveda, doctora en Economía y profesora del Departamento de Lenguajes y Ciencias de la Computación de la Universidad de Málaga, fue contratada en 2008, fecha del comienzo del cobro de las dietas investigadas, como asesora con rango nada menos que de vicerrectora a dedo, del secretario general de Universidades, su entonces pareja. El quid de la cuestión es que tal contrato fue consecuencia de un convenio suscrito entre la hoy consejera de la Calle y el propio compañero sentimental de la asesora, Francisco Triguero.
Pero en realidad, Ruiz Sepúlveda no daba clases por lo que nadie se explica a qaué dedicaba el tiempo libre. Incluso se trasladó a Sevilla, donde trabajaba su ex pareja y contratante, aunque su sueldo siguió siendo abonado pro la Universidad de Málaga, cuya rectora entonces, hoy consejera, fue mucho más estricta en el caso Errejón.
Privilegios sin medida
Tan fantástico estatus profesional y laboral fue prorrogado por el consejo de gobierno de la UMA que no es capaz de explicar la tarea desempeñada por la "vicerrectora" en Sevilla. Empeorando aún más las cosas, la Universidad regida por de la Calle explicó en 2014 que el sueldo de Ruiz Sepúlveda se compensaba con unos ingresos que llegaban en concepto de "atenciones extraordinarias" de la Secretaría General de Universidades regida por su pareja. Fue tal despropósito el que hizo que el sindicato de funcionarios CSIF denunciara y pidiera a la Fiscalía una investigación.
A esto hay que añadir artificios contables para arrojar dudas y nieblas sobre los hechos cargando su sueldo a un capítulo extraordinario de los presupuestos de la Universidad por "funciones de asesoramiento en materias específicas de su competencia, esto es, en cuestiones universitarias". En concreto era cargado a una partida que la Junta califica de 'atenciones extraordinarias' a las universidades.
Esta sospechosa partida, investigada por el PP andaluz, ha servido para la compra de la Fundación Eccus, subvencionada durante años por la Junta y con deudas a la Seguridad Social.