En cuestión de meses, Barcelona acometerá el cambio de nombre de un puñado de calles y plazas "borbónicas". En la capital del Principado y Ciudad Condal no habrá ni rastro monárquico, ni un solo resquicio que vincule el callejero a los antepasados de Felipe VI. Fuera el paseo de Juan de Borbón, en la fachada marítima de la Barceloneta; adiós a la avenida de la Reina María Cristina, acceso a la Feria de Barcelona. Tampoco pervivirán los nombres de Avenida Príncipe de Asturias, calle Reina Victoria, Paseo de Isabel II, el Muelle del Príncipe de España o la plaza de Juan Carlos I, con lo que el Rey emérito lucirá en Barcelona el nombre de una hotel pero no el de una mísera calle.
Ese es el acuerdo al que ha llegado este martes el Ayuntamiento de Barcelona a instancias del grupo de ERC y con los votos a favor del grupo de Ada Colau, CiU y las CUP. El PSC se ha abstenido y sólo Ciudadanos y el PP han votado en contra. El grupo popular, que preside Alberto Fernández, ha introducido en la comisión en la que se ha aprobado cambiar los nombres de las calles (de "Ciudadanía, Participación, Seguridad y Prevención") una propuesta en la que se reclamaba respeto a los símbolos del Estado y a los nombres de las calles y que, obviamente, ha sido rechazada.
Ahora, la alcaldesa Colau debe decidir si somete a consultas populares los nuevos nombres de las avenidas, plazas y calles borbónicas o se ciñe a una discusión entre partidos dentro de la comisión dedicada al nomenclátor.