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La marcha de Mas sobre el TSJC allana el camino para un pacto con la CUP

Baños esperaba al president a las puertas del TJSC para mostrarle sus respetos; el líder de CDC le dio unas palmadas en el hombro.

Baños esperaba al president a las puertas del TJSC para mostrarle sus respetos; el líder de CDC le dio unas palmadas en el hombro.
Artur Mas llega al TSJC | EFE

Jugada redonda. Mas disfruta del éxito. Su comparecencia ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña 75 años después del fusilamiento de Companys era una oportunidad que no podía dejar escapar. Los acompañamientos a Irene Rigau y Joana Ortega fueron de tercera categoría al lado del despliegue separatista de este 15 de octubre.

Los Mossos d'Esquadra y la Guardia Urbana cortaron el lateral del paseo Lluís Companys (precisamente) para que Mas pudiera desfilar antes y después de su deposición ante el tribunal. Muy "complacido" dijo estar por el tono del instructor. Mossos en posición de saludo e interrogatorio versallesco. Un nuevo día histórico en los anales del "proceso". Esteladas al viento, Els Segadors como banda sonora, incluso L'estaca porque Lluís Llach, diputado de Junts pel Sí también estaba.

El instructor cuyas formas ponderó con esmero Mas es Joan Manel Abril, abogado, miembro del Consejo Judicial de Andorra y magistrado del TSJC a propuesta de CiU, PSC, ICV y ERC en el parlamento regional.

Varas y lágrimas

Los alcaldes, en número de cuatrocientos según los organizadores, dieron la nota de la vara; Núria de Gispert, presidenta del Parlament lloraba y se abraza al president. A Carme Forcadell, ya con el acta de diputada, también se le escapaban las lágrimas. Una coreografía perfecta mientras los activistas de la ANC, Òmnium, el Pacto Nacional por el Derecho a Decidir, los municipios por la independencia y demás plataformas separatistas gritaban "independencia" y "Mas president". "Todos somos Mas" y "Todos somos 9-N" se leía en los carteles.

David Fernàndez, el exlíder de la CUP que se abrazó con Mas, también figuraba en el elenco, junto a Antonio Baños, el actual número uno del partido antisistema, el referente batasuno en Cataluña. De hecho, Baños estaba en un lugar destacado, al pie de la escalinata del TSJC contemplando la llegada de la comitiva presidencial, los diputados de Junts Pel Sí, el gobierno autonómico en pleno y los centenares de alcaldes movilizados por la Asociación de Municipios por la Independencia (AMI) y la Asociación Catalana de Municipios (ACM) y los dirigentes de las plataformas separatistas. Un espectáculo.

El saludo de Baños

Baños, que también acompañó a Rigau en su trance judicial, se dirigió raudo a Mas, le dio la mano y recibió como recompensa un par de palmadas en el hombro. No fue ni mucho menos el abrazo con Fernàndez en la noche del 9-N, pero sí una señal. Cartas boca arriba, los poderes de Mas son casi absolutos. Ni Romeva ni Junqueras le están moviendo la silla y el baño de masas del TSJC demuestra que su candidatura es irrenunciable para Junts pel Sí se pongan como se pongan los negociadores de la Candidatura de Unidad Popular.

El despliegue de medios de la Generalidad, de los alcaldes convergentes y de las plataformas separatistas es la última palabra de Convergencia respecto a las negociaciones de Junts pel Sí (62 escaños) y la CUP (10 escaños y partido con representación menos votado) para sumar la mayoría absoluta en la cámara e investir a Mas como presidente.

Calendario asegurado

Los detalles están atados. El plazo de año y medio para declarar la independencia es el mínimo necesario para proceder a la desconexión. Mas no se va a echar atrás en el pulso con el Estado. Romeva y Junqueras garantizan las intenciones de "su" candidato. Es intocable y el TSJC, además de su gestión del asunto, le han convertido en un héroe y en un mártir, en un personaje imprescindible.

El problema es de Baños, Fernàndez y los nuevos diputados de la CUP. Tendrán que convencer a sus bases de que no queda más remedio que votar por Mas para que el "proceso" continúe. El propio Baños tranquilizaba el martes a unos seguidores de Mas. "Todos queremos la independencia y la república catalana; habrá acuerdo", les tranquilizó. Este jueves, el saludo con Mas comienza a prefigurar un acuerdo.

"Siempre nos hemos puesto de acuerdo"

El mismo president lo sugería en su rueda de prensa posterior a la declaración en el TSJC: "Al final, siempre nos hemos puesto de acuerdo". Se refería a sus relaciones con ERC, atrapada, como la CUP, por el "carisma" del nuevo Companys, un Artur Mas que está en la cresta de la ola, héroe y mártir de la causa independentista. El espectáculo en el TSJC, el golpe de los alcaldes y la manifestación a las puertas del tribunal le han dado un espaldarazo con aires de definitivo. La CUP tiene la última palabra, pero la presión es máxima y lo único que puede negociar son regalías y promesas.

Pantalla superada, según la terminología separatista. La prueba del TSJC ha sido un punto crucial a favor de Mas, que sale reforzado y casi investido. A partir de ahora se trata de constituir el "Parlament", a finales de este mes, oficializar la presidencia de Mas, acto que podría coincidir con el 9 de noviembre, y preparar una nueva candidatura conjunta entre CDC y ERC para las elecciones generales del 20 de diciembre.

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