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La solemne proclamación de la república catalana, un acto descafeinado y sin 'Els Segadors'

Una sesión histórica con discursos de perfil gallinaceo. El mejor texto, el de Arrimadas; pero la foto se la llevó Albiol.

Una sesión histórica con discursos de perfil gallinaceo. El mejor texto, el de Arrimadas; pero la foto se la llevó Albiol.
Proclamación de la república catalana en el Parlament. | EFE

Raül Romeva fue el encargado de defender la propuesta que daba comienzo a la desconexión de Cataluña con el resto de España, una sesión histórica con discursos de perfil gallinaceo, a veces sonrojantes, trabados, nerviosos y faltos de estructura lógica en su mayoría. Destacó el tono década de los treinta de Anna Gabriel, la portavoz antisistema, que lucía a los efectos una camiseta abortista. Romeva se ciñó al guión, que interpretó con las necesarias dosis de cinismo político para afirmar sin cortarse que "en el Estado catalán no habrá corrupción".

Arrasó Arrimadas, tensa al principio, casi íntegramente en español, dura, coherente y convincente. Un texto trabajado que arrancó tal vez demasiado pronto, en la Constitución de Cádiz, pero llegó hasta el tuétano del proceso separatista y el tufo corrupto de los Pujol y el tres por ciento. Su identificación interesada con el separatismo y su intento por eludir cualquier responsabilidad judicial con una asonada de opereta. El repaso fue del punto a la cruz, a los recortes sociales, a la deslealtad con el resto de los españoles, al sistema corrupto y a la división causada por el proceso separatista. Suyo fue el texto de la sesión, que abundó además en las trampas numéricas que se hacen dos grupos parlamentarios que con la propia ley emanada del "Parlament" no suman ni para cambiar una coma del "Estatut". Fue una lección de historia (relativa), de derecho (para principiantes), de reflejos (para políticos) y de claridad de cara al ciudadano.

El discurso de García Albiol, en cambio, no fue para recordar. Pero suya es la foto de la jornada, esos diputados del PP enarbolando banderas de España y senyeras. Albiol al frente, los de Ciudadanos en sus bancadas y los diputados separatistas de pie aplaudiendo y mirando perplejos tamaña provocación. El sofoco fue de tal calibre que ni Carme Forcadell les llamó al orden ni el ambiente se prestó a que los diputados separatistas y de Podemos entonaran el tradicional "Els Segadors" que cierra todas las jornadas históricas. En suma, una escenificación separatista lamentable para el acto más grave contra la democracia de los últimos treinta años, según Inés Arrimadas. Forcadell, suspendida como maestra de ceremonias.

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