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El monumento del 11-M en Atocha, cerrado y derruido

Semiabandonado y por el suelo, el monumento construido hace ocho años permanece cerrado al público entre la indiferencia de los paseantes.

Semiabandonado y por el suelo, el monumento construido hace ocho años permanece cerrado al público entre la indiferencia de los paseantes.
El monumento al 11-M, por los suelos. | Rubén Fernández

"¿Qué es ésto? Ni idea", dice una chica universitaria de 18 años. Su amiga, que la acompaña, tampoco lo sabe. "Siempre está cerrado", apostilla. "¿No sabéis algo muy importante que pasó en esta estación hace unos años?", pregunta el interlocutor. Las dos se encogen de hombros. No son una excepción. Una breve encuesta a los jóvenes que en hora punta salen de Cercanías hacia la parada de metro de Atocha Renfe demuestra que pocos saben qué significa esa cristalera diáfana que lleva meses cerrada.

Se trata del monumento a las víctimas del 11-M instalado en una sala en el hall superior de la Estación de Atocha. La zona 0 del mayor atentado terrorista de la historia de Europa que sucedió cuando esas chicas tenían nueve años. Dentro de la sala, hay un agujero en el techo sobre el que se levantaba una burbuja de tela donde estaban inscritos los mensajes de duelo que en un altar improvisado se escribieron esos días en la estación. Un condensador de aire debería elevar esa membrana semitransparente, pero lleva meses sin funcionar. Ahora, deshinchado, todos esos mensajes están por una especie de lona arrugada, apelmazada y tirada por el suelo.

"Lleva así dos meses", dice un trabajador de una tienda cercana. "Como tres meses", asegura otros. Todos coinciden que desde el verano. A la entrada de la sala hay un cartel de "Cerrado por obras de mantenimiento", pero nadie lo mantiene. Desde que se cayó nadie ha visto a ningún operario intentar levantarlo. Tampoco están las azafatas que recibían al visitante. Dentro de la sala no hay luz. Está apagado. Sólo dos bombillas iluminan la placa de cristal con los nombres de las 191 víctimas del 11-M pero está a unos metros de la puerta, casi imperceptible desde fuera, así que sólo los que lo han visitado saben qué contiene esa placa.

En el mantenimiento del monumento participan tres entidades: Ayuntamiento de Madrid, RENFE y ADIF. Desde el Consistorio afirman que la sala sólo lleva cerrada quince días, frente a los meses que dicen los testigos. "Hace dos semanas que se soltó el cable de acero que sujeta dicha estructura", cuenta a Libertad Digital un portavoz municipal. Esperan abrirlo en la semana de diciembre.

Para 2016 afirman que los presupuestos madrileños contemplan una partida de 220.000 euros para su mantenimiento. La corporación de Manuela Carmena se justifica asegurando que las tres entidades están negociando un nuevo convenio de colaboración. Pero lo cierto es que, mientras tanto, el monumento sigue cerrado a la espera de un acuerdo y una reparación definitiva.

Lejos queda el año 2007 cuando, coincidiendo con el tercer aniversario del 11-M, los reyes, Juan Carlos y Sofía, junto con el entonces presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, y los príncipes de Asturias inauguraron el monumento. Entonces todos sabían qué había ocurrido allí. Más de ocho años después la realidad es que se encuentra cerrado y unas chicas que pasan al lado no saben ni qué significa. Un olvido rápido que hace que algunos jóvenes que viajan en Cercanías no conocen qué sucedió allí pese a que hoy han hecho la misma ruta que hace 12 años hicieron los 191 muertos en la mayor carnicería terrorista de la historia de Europa.

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