El Mundo titula con la contundente declaración de Hollande: "Tenemos que reformar nuestra Constitución. Estamos en guerra". Dice el editorial que "la cuestión es compleja y carece de soluciones fáciles, ya que la prioridad de proteger la seguridad de los ciudadanos no debe ir en menoscabo de su libertad y su estilo de vida". Pues visto lo del viernes, yo diría que su estilo de vida ya se ha visto menoscabado si no puedes ir a un concierto tranquilo o tomarte una cerveza en una terraza. "Francia tiene un problema. Hay más de cinco millones de musulmanes. La mayoría de ellos son ya de segunda o tercera generación, lo que supone que han sido educados en el país y disponen de todas las facilidades para moverse y actuar". Y una parte de ellos se han vuelto completamente locos. Sí, tiene un problema. El Mundo se apunta a la trillada majadería de que no hay que legislar en caliente. "Lo que convendría tener en cuenta es que" las reformas no hay que abordarlas "en un clima emocional y que resulta esencial mantener nuestro sistema de vida y nuestros valores, porque lo contrario sería un triunfo para los yihadistas". Claro, ¿y cuándo hay que abordarlo? ¿Cuando reina la paz y la tranquilidad? ¿Entonces verían con buenos ojos tomar medidas los abonados a no legislar en caliente?
Casimiro García-Abadillo, por el contrario, pide a Rajoy que no se escaquee. "El presidente francés ha apelado a la unidad de Francia y a la de Europa (…) Algunos creen que es suficiente con hacer tuits, organizar manifestaciones y cantar La Marsellesa. Todo eso está muy bien, pero no es suficiente". Así que, que Rajoy deje de hacerse el muerto y diga "cuál es la posición del Gobierno español respecto a la intervención en Siria (…) Si esto es una guerra, hay que estar, sin dudarlo, al lado de Francia". Lo lleva claro. No toma decisiones en cosas más simples y lo va a hacer con este problemón.
Cuenta El Mundo que "Podemos ficha al juez que iba a juzgar a la infanta en Nóos" después de que Castro les diera calabazas. Victoria Prego dice que menos mal que el juez se ha descubierto a tiempo. "Nos hemos sentido aliviados de que un magistrado con esas inclinaciones políticas anti-todo-lo-que-se-menee abandone la carrera judicial y se dedique al activismo político". De la que se ha librado la infanta. ¡La iba a juzgar un juez podemita! "Lo que es muy inquietante", dice Victoria, "es que haya pedido no el retiro de la carrera judicial sino la excedencia". Sí, ahorraría a sus próximos juzgados tener que recusarle cada dos por tres.
El País dice que "Francia rearma al Estado para combatir el terrorismo". Sorprendentemente, El País no entona el 'no a la guerra', ni se esconde tras el cacareo de legislar en caliente. Al contrario, Bernard-Henri Lévy aporta un "manual de instrucciones para la guerra" en su portada. En él dice que lo primero es "llamar a las cosas por su nombre -guerra- y tratar al enemigo como tal. De lo contrario, la alternativa está clara: si no hay tropas en su terreno tendremos más sangre en el nuestro". Cuánta belicosidad. "Con este tipo de adversario, la guerra debe ser sin tregua y sin piedad". Caramba, cómo hemos cambiado. En el editorial dice que hay que estar "con Francia". "Las medidas ante la guerra declarada contra su país y todo occidente por el Estado Islámico delimita la estrategia sobre el terrorismo", entre ellas "la firmeza recurriendo legítimamente al uso de la fuerza". Atónita, me dejan. Aplaude con fervor los bombardeos en Raqqa porque "el yihadismo debe apreciar la veracidad de las palabras de Hollande, cuando advierte que el objetivo de Francia no es atacar el Estado Islámico, sino destruirlo". Ver para creer. "Hay que alabar la firmeza y la sangre fría" de Francia. "Se trata de una lucha por la supervivencia de un modelo de la que nadie puede quedarse al margen". Anda, mira Rajoy, tienes permiso de El País para apoyar a Francia. Eso siempre es una ventaja.
ABC también constata que "Francia está en guerra". Bieito Rubido está verde de envidia por "el ejemplo de patriotismo que los franceses están dando estos días" y cree que debería "hacernos reflexionar a los españoles". Si lo estamos haciendo. Algunos están reflexionando muy a fondo sobre cómo meten cizaña, cómo culpan a las víctimas de sus propias muertes mientras esperan con impaciencia que Rajoy mueva ficha para llamarle asesino. Pablo Iglesias está al acecho. Y de Pedro Sánchez yo no me fiaría un pelo, como dice Hermann Tertsch. "En realidad no quiere" estar en el pacto antiyihadista, "porque él es de los más conspicuos representantes de esa izquierda española que no cree ya más que en sus resentimientos. Está más cómodo con Pablo Iglesias". Y si no, al tiempo.
Ignacio Camacho se rinde admirado ante Hollande, que, cualquiera lo diría, ha demostrado tener un par. "Con la sangre de sus compatriotas aún visible sobre las calles de París, se ha levantado sobre el pedestal de los valores republicanos para proclamar su determinación de liderar una respuesta implacable (…) Sin remordimientos ni pusilanimidades". Deja claro que Francia "no está dispuesta a dejarse intimidar ni a consolarse con una retórica vacua". Esa que aquí se manosea hasta la náusea.
La Razón es el único periódico que no abre con Hollande, sino con Soraya. "Santamaría apela a la unidad y pide 'a todos' sumarse al pacto antiyihadista", dice en un mensajito a Pablo Iglesias. "Podemos se queda solo en su intento de hacer política con los atentados". Allá él, tampoco hay que suplicarle, sólo faltaba. Antonio Martín Beaumont dice que "ha quedado retratada la cortedad de miras de Iglesias", que ha preferido "maquinar su particular 'no a la guerra'", a ver si hay suerte y araña algún votillo que últimamente está muy a la baja. Ely del Valle dice que "sólo le ha faltado tocar la flauta y repartir margaritas" pero el disfraz no le pega nada, porque "apostar por el buenismo como arma defensiva es, como poco, una curiosa respuesta para quien considera, sin embargo, que el asalto es mucho más efectivo que el consenso cuando se trata de conseguir el poder". Mujer, no compares, el asalto se lo reserva a Rajoy. Las margaritas son para los terroristas.