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La CUP decide: Mas o la supervivencia del partido

Las asambleas territoriales celebran cónclaves para trasladar la opinión de la militancia sobre la investidura de Artur Mas.

Alrededor de setenta personas tienen en sus manos la decisión final sobre el futuro político de Cataluña y de Artur Mas. Tras el empate a 1.515 votos en el cisma de Sabadell del pasado domingo, la CUP decidió celebrar un "consejo político", máximo órgano entre asambleas, para dilucidar su posición. Primero se realizaría en sábado, pero tras una última pirueta, el "secretariado nacional" decidió atrasar la convocatoria al domingo. Artur Mas acababa de declarar que "la CUP no tiene poder para investir a un presidente pero sí para provocar unas nuevas elecciones". La respuesta de los antisistema fue aplazar 24 horas la celebración de su cónclave y dar a Mas 24 horas más de agonía y humillación políticas.

Comienza a configurarse la idea de que la mejor manera del empate a 1.515, en una asamblea sin garantías, con voto secreto, abierta a los simpatizantes y con cuatro propuestas sobre la mesa es que cinco diputados voten a favor de la investidura y cinco en contra, lo que acabaría con las expectativas de Mas de ser reelegido presidente de la Generalidad.

Las asambleas territoriales (13), tras los debates del más de centenar de las delegaciones locales, tienen la obligación de trasladar entre la noche del sábado y la mañana de este domingo los debates y las votaciones de las agrupaciones cuperas. Con ese material y tras su ponderación en relación al número de militantes de cada sede comenzará el "consejo político", la cúpula de la CUP, compuesta por los miembros del "secretariado nacional", representantes de las asambleas territoriales, entre tres y cinco según el número de afiliados, y el "grupo de acción parlamentaria", compuesto por jefes de las territoriales así como por los diputados y miembros "liberados". El secretismo es tal que no está claro si los diputados y los otros miembros del "Gap" tienen derecho a votar o sólo a participar en los debates.

En cualquier caso, las asambleas locales han vuelto a votar sobre las cuatro propuestas de la asamblea de Sabadell y si en las territoriales no hay una clara mayoría a favor de una u otra opción, que es lo más previsible, los miembros del "consejo político" se enfrentarán a dos posibilidades: No a Mas, lo que incluye la abstención de los diez diputados o los cinco votos a favor y los cinco en contra, y el Sí a la investidura con dos votos a favor y ocho en contra.

La CUP llega a esta cita partida en dos, con una bronca interna de campeonato, con la dimisión de uno de los miembros del secretario nacional tras afirmar que "el proceso es un fraude" y Mas, "el mayor cadáver político del momento". Los contrarios a la investidura de Mas creen que la asamblea de Sabadell fue una farsa desde que se admitió que votarán simpatizantes y se decidió que si el 25% de los inscritos lo reclamaba el voto sería secreto. Todo estuvo dispuesto desde un primer momento a facilitar la proclamación de Mas, pero las condiciones de la asamblea fueron diseñadas por un "secretariado" proclive al líder convergente.


El peso de Gabriel y Busqueta contra Mas

En esta ocasión, las circunstancias son adversas para el president en funciones. Anna Gabriel, abanderada de los detractores de Mas, no ha hecho declaraciones, pero Xavier Monge, el del "proceso fraude", Josep Garganté, el del tatuaje de la palabra odio en los nudillos, y Josep Manel Busqueta, el asesor de Chávez, han calentado las vísperas con duras declaraciones contra Artur Mas. Busqueta, una referencia en la CUP, cree que lo que está en juego no es el futuro de Mas sino el de la misma CUP, por lo que "la investidura de un presidente es un hecho irrelevante".

En sentido contrario al de estos dirigentes sólo se ha mostrado Julià de Jòdar, novelista y el más veterano de los diputados cuperos, quien desde el primer momento se mostró partidario de investir a Mas. Este sábado declaraba en la emisora oficial de la Generalidad, "Catalunya Ràdio", que tanto a la CUP como a "Junts pel Sí" les ha faltado "sentido de Estado".

Antonio Baños, el cabeza de lista, guarda silencio. Quiere votar a favor de Mas, como Julià de Jòdar, pero su voz no es tenida en cuenta dentro de la CUP al trascender que ni siquiera es militante del partido, sino de "Súmate", la organización para hispanoparlantes de ERC de la que salió otro personaje insólito, Gabriel Rufián.

Las dos corrientes principales de la CUP, "Poble Lliure" (los herederos del brazo político de los terrorista de "Terra Lliure), y "Endavant" (amalgama de grupos antiglobalización, feministas, comunistas y nacionalistas), se han retado en el "consejo político" de este domingo, 3 de enero. "Poble Lliure" es partidaria de avalar a Mas. "Endavant" sostiene que Mas es "el presidente de la corrupción y los recortes".



Decisión de madrugada o el lunes

En teoría, "Endavant" es mayoritaria dentro de la CUP por lo que no es descartable que contra el pronóstico generalizado de los augures políticos la formación antisistema mantenga su palabra (Baños declaró que "nunca, nunca, nunca" haría presidente a Mas) y la coherencia y aboque a Cataluña a unas nuevas elecciones autonómicas. Según una diputada, Eulàlia Reguant, este domingo se sabrá la decisión, aunque la resolución puede llegar pasada la medianoche. En la CUP no descartan un nuevo empate y quieren una "mayoría absoluta" a favor o en contra de Mas. Si no pasa tal cosa, el "secretariado nacional" deberá decidir la fórmula para desempatar, lo que puede alargar la reunión hasta el lunes por la mañana.

Los gestos a favor de la investidura de Mas se suceden. El último, el encierro y ayuno de 24 horas por parte de unos ochenta militantes de la "Asamblea Nacional Catalana" en un centro de los Escolapios de Barcelona. Con ello pretenden "forzar" a la CUP para que "respete la voluntad popular"

Sobre el papel, la advertencia de Busqueta. No se trata de Mas sí o no sino de la propia CUP y de que el proceso equivalga a una "transformación" social en la que el empresariado convergente del tres por ciento no tiene cabida. Eso es lo que se vota este domingo: huida hacia delante de los Pujol y otros corruptos o proceso separatista y revolucionario. La credibilidad de la CUP es la que está en juego.

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