Se dudaba sobre la capacidad de convocatoria de Sociedad Civil Catalana (SCC), pero este domingo ha logrado abarrotar la plaza de San Jaime en una imagen muy distinta a la que concitó la investidura de Carles Puigdemont, con unas 150 personas. En esta ocasión, alrededor de cinco mil personas se concentraron entre la Generalidad y el Ayuntamiento para mostrar su rechazo a un proyecto que no dispone de la mayoría social y electoral necesaria para continuar.
Los dirigentes de Sociedad Civil Catalana contaron con el apoyo de Ciudadanos, PP y algunos destacados miembros del PSC, pero ningún político intervino en el acto. En representación de Ciudadanos acudió la diputada Susana Beltrán. Por el PP, el también diputado Enric Millo.
El vicepresidente de SCC, el historiador Joaquim Coll, denunció la "perversión democrática de un gobierno autonómico que no tiene legitimidad para continuar con el proceso pero que está decidido a continuar con su hoja de ruta". Además afirmó que el proceso tiene consecuencias sobre la convivencia entre las familias, el empleo, la economía, la libertad y las oportunidades". "Nos quieren robar España", destacó.
Denuncia sobre la "casta periodística"
Los medios de comunicación públicos fueron objeto de duras críticas por parte de Coll: "El proceso alimenta a una casta periodística y de impostores intelectuales, alimenta una caza de brujas contra quienes no piensan lo mismo; que no haya violencia física no quiere decir que no haya violencia simbólica".
Acto seguido tomó la palabra el presidente de SCC, Rafael Arenas, quien denunció casos como el de la moción para retirar el sueldo a los funcionarios que se opongan al proceso o el hecho de que para poder cobrar ayudas sociales se tenga que participar en cursos de catalán. También se censuraron la exclusión del español en las escuelas, la función adoctrinadora de la enseñanza catalana y la división social provocada por el proceso separatista. Al término del acto José Domingo, exdiputado de Ciudadanos, Francesc Moreno y otros miembros de SCC se subieron a la tarima para escuchar el Himno de la Alegría que cerró el acto.
Críticas porque no sonó el Himno de España
Bajo el lema "El proceso nos roba", los partidarios de la unidad lograron el objetivo de llenar una plaza que es uno de los escenarios tradicionales de las exhibiciones independentistas y mostrar una cierta capacidad para responder en la calle al "golpe de Estado institucional", tal como lo definió Joaquim Coll.
Por una mañana, la bandera nacional y la senyera suplieron a las esteladas. Algunos asistentes reprocharon a los organizadores que no se pusiera por megafonía el Himno de España.