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Las andanzas de Granados y Marjaliza con el dinero de la Púnica en Suiza

El empresario entregaba maletines con dinero negro a un gestor con el que quedaba en cafeterías de hoteles.

El empresario entregaba maletines con dinero negro a un gestor con el que quedaba en cafeterías de hoteles.
Francisco Granados y David Marjaliza | EFE

El ideólogo de la trama Púnica fue antes que todo un empresario de la construcción con contactos políticos en Valdemoro. Francisco Granados, nada más aterrizar en la alcaldía del municipio madrileño, lo eligió para enriquecerse al margen de la legalidad gracias al boom inmobiliario de los primeros años de siglo.

David Marjaliza amasó "mucho, muchísimo" dinero negro: "Entonces yo promuevo en torno a 20.000 unidades hipotecarias. En esa época loca del país había gente que nos compraba con dinero negro. Hasta 40.000 euros en efectivo, entonces yo hago mucho dinero en efectivo en esa época. El 70% de los pisos de segunda mano en mi promotora en 19 o 20 agencias de la Comunidad de Madrid se vendían en negro hasta que empieza a apretar Hacienda".

En las 13 horas de confesión ante el juez, llegado este momento Marjaliza se hace pequeño en el núcleo de la vasta red de corrupción. Cuenta cómo le pregunta a Granados si conocía a alguna persona de confianza que sacase el botín al extranjero: "Yo no quería tener tanto dinero en casa en cajas de seguridad, me daba miedo. Él me pone en contacto con un señor que se llama Michael Langdon, que vive aquí en Madrid, y viene una gestora de cuentas de Suiza y abrimos una cuenta. Paco ya tenía una y me abre a mí otra".

Cafeterías de hoteles

Marjaliza no domina idiomas y el "tema exterior" le "produce rechazo", y aún así buscó la vía suiza para almacenar la fortuna púnica. Según manifestó ante el juez Velasco, sus gestores trabajaban sin sede: "Le llevaba el dinero en billetes a cafeterías de hoteles como el Continental. Mi cuenta la abro en 2003. Ellos me contaban que mi dinero no se movía. Ellos ganaban con movimientos financieros y su banco, el BNP, se llevaría una comisión. Este dinero era todo exclusivamente mío, cada uno tenemos que asumir nuestra culpa".

En uno de los pocos desmentidos a las informaciones previas que se apunta Marjaliza en las grabaciones, asegura que no abrió su cuenta al mismo tiempo que Granados. Sin embargo, reconoce que el político le dio un poder "para que pudiera mover sus fondos en Suiza para la compra de acciones y productos financieros, porque yo había ganado dinero por ello".

Cuando Esperanza Aguirre designa consejero a Granados, sigue Marjaliza, "Paco me dice que me quede ese dinero y luego se lo dé. Quiere cerrar la cuenta, el banco no se la cierra. Abro otra cuenta, se trasfiere el dinero a esa otra cuenta". Al final, narra uno de los procedimientos de repatriación del capital, durante la compra de unos terrenos propiedad del político por herencia de su abuelo: "Yo le pongo 60.000 euros más en la compra de cada una de las cuatro parcelas que me interesaban en Valdemoro como parte del pago de 1.6 millones que me había transferido".

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