El cisma en el PSOE, que sigue abierto en los días previos al debate de investidura y tras la abrupta dimisión de Pedro Sánchez, ha sido lo más comentado en los corrillos de la recepción del 12-O. Entre especulaciones sobre la fecha de la investidura –populares y socialistas apuestan por el sábado 29– y la fórmula que adoptará el PSOE para facilitar el Gobierno, los dos sectores del PSOE han dejado claro que siguen en pie de guerra, con amenazas incluidas y enfrentamientos públicos.
La presidenta del Gobierno balear, Francina Armengol, una de las voces que más ha defendido que el PSOE intentara un Gobierno alternativo, ha sido una de las protagonistas. Se acercó a Javier Fernández, presidente de la gestora, para trasladarle personalmente que seguiría defendiendo el "no" a Rajoy y defender que la militancia "debe tener la palabra". Varios periodistas fueron testigos del encuentro, como relató Alejandro Vara en Es la Tarde de Dieter. Después, la propia Armengol lo comentó en Twitter y acusó a Fernández de abrir el debate de la abstención antes en los medios que en el PSOE, en alusión a que aún no hay fecha para el Comité Federal.
El aludido, Fernández, se ha saludado con Mariano Rajoy en el salón donde aguardaban las autoridades a los Reyes. Mientras el presidente del gobierno en funciones ha pedido prudencia y "callar", Fernández ha comentado a los periodistas que tiene la sensación de que se le entiende mejor fuera que dentro del partido. También se ha mostrado preocupado sobre el futuro Comité Federal, que se celebrará, según varios asistentes, el 23 de octubre, en el que podría no alcanzarse una mayoría favorable a la abstención. Además, ha señalado que ha calado la idea de que deberían ser consultados ante un cambio de posición del partido.
Informaciones "peligrosas"
El presidente de Castilla -La Mancha, Emiliano García-Page, sí se ha mostrado confiado en que se apruebe la propuesta de la gestora, que se presupone favorable a la abstención aunque siga sin estar clara la fórmula. Y ha lanzado varios mensajes muy contundentes al ex secretario general, Pedro Sánchez. Tras destacar la necesidad de su dimisión, le ha acusado de haber estado a punto de abocar a su partido a una "última semana de octubre de infarto", en la que iba a hacer pública una "declaración de intenciones" que habría permitido a los independentistas dar el voto a favor de su investidura a cambio de "un planteamiento muy peligroso".
García-Page ha lamentado que todavía no puede explicar claramente qué estaba preparando Sánchez, pero asegura que al dimitido líder socialista le esperan "informaciones peligrosas", y ha explicado que algunos de quienes le eran afines ya se han convencido de que no puede volver a dirigir el partido, aunque tampoco se alinean por ello con el otro "bando".
Por su parte, Susana Díaz ha declinado pronunciarse sobre la posible abstención del PSOE: "Ya os cansaréis de escucharme. Hoy no toca", ha respondido cuando se le ha pedido insistentemente que aclarase su postura. Se ha escudado en afirmar que ella apoyará a la gestora y ha elogiado la manera en la que Fernández está aportando tranquilidad al PSOE. "Ya no estamos en un clima bélico", ha dicho. Su entorno también se ha declarado aliviado de que ahora la situación se parezca más a la de un spa que a un "after loco".
En esta línea, el presidente de Extremadura, Guillermo Fernández-Vara, ha admitido que el partido está atravesando un momento delicado y que costará recomponerlo pero, como sus compañeros, ha confiado en que se evitarán las terceras elecciones, sin explicitar que el PSOE se vaya a abstener.