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La guardia pretoriana de Susana Díaz, 5: Mario Jiménez, el "portacoz"

Mario Jiménez es un alto mando del PSOE en la provincia de Huelva donde su familia lo controla casi todo.

Mario Jiménez es un alto mando del PSOE en la provincia de Huelva donde su familia lo controla casi todo.
Mario Jiménez. EFE

Emanados de las Juventudes Socialistas, tres jóvenes se perfilaban como la renovación del PSOE andaluz y, ahora sabemos, nacional. Uno de ellos era Rafael Velasco, imputado ahora en el caso del fraude de la formación, y aupado al número 2 del aparato andaluz por José Antonio Griñán. Otra era Susana Díaz, en la que se centran ahora las esperanzas de recambio del PSOE nacional. El último es Mario Jiménez, sin formación universitaria, y alto mando del PSOE en la provincia de Huelva donde su familia lo controla casi todo y ahora, comandado por Susana Díaz como portavoz de la Gestora que trata de impedir la escisión socialista e impedir un descalabro en elecciones sucesivas.

Mario Jiménez, conocido como el "portacoz" en el Parlamento andaluz por sus frecuentes salidas de todo y ataques inmisericordes, preferentemente contra la oposición popular, es un personaje del que cuela un hilo de la tela de araña socialista que ya hemos contado en Libertad Digital. Si a ello unimos que Jiménez gastó, en black acusó el PP, más de 10.600 euros de su tarjeta cuando era vicepresidente de la caja de ahorros, bastantes de ellos en un restaurante de lujo de Punta Umbría cuyo dueño, Gonzalo Rodríguez Nevado, precisamente alcalde de Punta Umbría por el PSOE, recibió a través de sus empresas más de 1,1 millones de euros para cursos de formación.

Examinemos ahora su papel político en el ascenso al estrellato socialista de Susana Díaz. Jiménez apoyó a Rafael Velasco como nuevo secretario general de las Juventudes Socialistas en 1997 frente al candidato de Gaspar Zarrías, Raúl Medinilla. Por entonces, Mario Jiménez pertenecía entonces al sector pizarrista encabezado por la mano derecha de Manuel Chaves, Luis Pizarro, jefe del Clan de los Gazules, también sin estudios universitarios y al que luego traicionaron.

Tras convertirse en número dos de José Antonio Griñán, Rafael Velasco influyó para que Susana Díaz fuese nombrada como secretaria de Organización del PSOE andaluz y el malagueño Francisco Conejo, al frente de la secretaría de Comunicación. El último en incorporarse a lo que ya parecía la nueva dirección del socialismo andaluz fue Mario Jiménez, que sustituyó como portavoz parlamentario al histórico del borbollismo Manuel Gracia. Estaba por ver quién se llevaría el gato al agua de todos ellos.

Mario Jiménez fue el portavoz necesario para un PSOE que se enfrentaba a un PP en proceso de ascenso político con un Javier Arenas, entonces todavía inmaculado, que se perfilaba como posible ganador de las elecciones de 2012. Hombre duro en las formas, correoso se ha dicho, y exigente con los diputados socialistas, era la tercera parte del triunvirato de Griñán y uno de los principales asistentes de su "mesa camilla", como se ha llamado siempre en el PSOE andaluz a los que tejen las decisiones junto con el líder, Griñán, en aquel caso. En aquella mesa también se sentaba María del Mar Moreno, amiga de Griñán y de una edad más avanzada, que había sido la elegida por Rodríguez Zapatero para la sucesión en Andalucía.

Los tres fueron considerados "implacables", aunque la palma de la crueldad política recaía sobre Susana Díaz. Incluso Mario Jiménez, otro "poli malo" del socialismo andaluz, era considerado más blando que la hoy líder a pesar de que ejercía un despotismo nada blando en al socialismo huelvano, como diría Cela.

De aquellos tres cachorros ya sólo quedan dos porque en 2010, una información que nadie supo nunca de dónde salió (podemos decir rotundamente que en el caso de Libertad Digital, fueron fruto de investigaciones sistemáticas), acabó con la carrera de Velasco. En ella, se desveló que la mujer de Rafael Velasco se había beneficiado de suculentas subvenciones en cursos de formación para su Academia Aulacén Cinco, coincidiendo en el tiempo con el fulgurante ascenso de su marido en el PSOE andaluz.

Como consecuencia de aquella, que algunos consideran una conspiración interna para dejar a Griñán sin su número 2, Rafael Velasco se retiró de la política. Dijo entonces Mario Jiménez: "El PP andaluz ha iniciado una campaña indecente contra Rafael Velasco con la que pretende ensuciar la imagen del PSOE y de su vicesecretario general." "Estamos muy orgullosos de Velasco", dijo Susana Díaz.

Curiosa fue la interpretación de lo ocurrida por parte del veterano Luis Pizarro que, además de ver "falta de carácter" en Velasco para aguantar las presiones, se refirió a la falta de apoyo que Griñán y los otros dos cachorros, Susana Díaz y Mario Jiménez, habían manifestado a Velasco. En el libro Delfines y Tiburones que analiza las entretelas del socialismo andaluz, se dice que "a juicio de los antiguos dirigentes, los avances de Velasco eran cortocircuitados por sus dos colaboradores: Mario Jiménez y Susana Díaz". Lo cierto es que Griñán pensó en Micaela Navarro, de la corte de Zarrías, para sustituir a Velasco, pero José Antonio Viera, secretario general del PSOE de Sevilla por aquellas fechas, quería el puesto para Susana Díaz.

Ya sólo quedaban tres en la mesa camilla, pero Mar Moreno fue eliminada casi inmediatamente. Quedaban dos, Susana Díaz y Mario Jiménez que habían defendido a Griñán de las operaciones de acoso y derribo ordenadas por José Blanco, el propio José Luis Rodríguez Zapatero y Alfredo Pérez Rubalcaba, que no le consideraban "caballo ganador" (de hecho, fue el primer socialista que perdió unas elecciones frente a Javier Arenas, aunque fuera salvado por Izquierda Unida). La cosa llegó a tal extremo que los socialistas andaluces comandados por Griñán se enfrentaron a Rubalcaba defendiendo la candidatura de Carmen Chacón en unas famosas primarias que hicieron brillar con luz propia a Susana Díaz, no a Mario Jiménez.

Las enemistades de Mario Jiménez con Paco Reyes, secretario general del PSOE de Jaén, el segundo más poderoso tras el de Sevilla que controlada Susana Díaz, hacían difícil que fuese el elegido. Además, por esos extravagantes razonamientos de la nomenclatura del PSOE andaluz, no era mujer. Tras una cruzada feminista desde el gobierno nacional de Zapatero, era el momento para que a la Junta de Andalucía la dirigiera una mujer. José Antonio Griñán que, al principio, parecía inclinarse por Mario Jiménez, se decantó por Susana Díaz a la que hizo consejera de Presidencia de la Junta de Andalucía, el paso previo a su ascensión definitiva.

Pese a todo, Griñán quiso reservar el número 2 del PSOE andaluz para Mario Jiménez al quedar vacante la secretaría de organización, hasta entonces en manos de Susana Díaz. Es más, quiso auparlo hasta la vicesecretaría general en el XII congreso del socialismo andaluz quitándole eso sí la portavocía del Parlamento, para quien había pensado en Francisco Álvarez de la Chica, del PSOE de Granada. Para la secretaría de Organización, Griñán propuso a Juan Cornejo, que sigue en el cargo. El PSOE estaba presidido por Amparo Rubiales, de número 2 quedaba Mario Jiménez y de 3, Juan Cornejo.

Pero esto significaba que Mario Jiménez quedaba como el único dirigente que podría disputar la secretaría general del PSOE andaluz a Susana Díaz. Había que sacarlo de la vicesecretaría general del PSOE para que la lideresa acumulase todo el poder sin bicefalia adherida. Por tanto, se preparó la marcha de Mario Jiménez a Madrid como peón clave del socialismo andaluz en la ejecutiva federal de Rubalcaba y un escaño en el Senado. Poco después, Susana Díaz eliminaba la vicesecretaría general y dejaba de número de 2 en el partido a su aliado Juan Cornejo. Mario Jiménez había quedado en el aire porque Pedro Sánchez no le quiso en la Ejecutiva. Una vez despejada la incógnita, Susana Díaz lo volvió a situar como portavoz parlamentario del PSOE andaluz.

Una de las preguntas que se hacen es si Mario Jiménez había sido siempre fiel a Susana Díaz y la respuesta es que, por las razones que fuesen, nunca compitió de verdad por el liderazgo y que cedió el puesto de buenas maneras a la trianera. Es más, ni siquiera protestó cuando, ante la oposición de Pedro Sánchez, Susana Díaz cedió y colocó a Antonio Prada al frente de la secretaría de Política Federa, puesto reservado en principio para Mario Jiménez. Aunque el propio Griñán criticó a Susana Díaz que dejase en la estacada a Mario Jiménez, éste no se sublevó, aunque el PSOE de Huelva dejó claro su disgusto.

Pero nadie duda de que, a Mario Jiménez, actualmente portavoz de la gestora que ha defenestrado a Pedro Sánchez, le esperan importantes cometidos en el futuro PSOE nacional.

Breves ilustraciones de la "portacocía"

Llovía sobre mojado porque sucedía a otro "portacoz", mote y calificativo originado en el PP, Pepe Caballos Mogeda. Pero pronto demostró que era alumno aventajado. Poco después de llegar al cargo, en 2010, Mario Jiménez, acusó a Javier Arenas de "robar y descontextualizar los papeles de un entorno institucional". Y añadió que "Arenas no tiene escrúpulos en manejar mercancía robada y en manipularla". Se trataba de unos papeles de la Junta que mostraban decisiones sobre recortes en materias sociales.

Una de las más relevantes salidas de tono de Mario Jiménez fue en 2013 cuando se refirió despectivamente a las bases americanas en España. Aunque el "Bases fuera" era el grito de guerra de la decadente Izquierda Unida, Jiménez dijo: "Si las bases están ahí, que produzcan unos beneficios y si no, que se vayan, que se cierren".

Pero más inquietante fue lo ocurrido en 2011, cuando los funcionarios andaluces se manifestaban contra el enchufismo y la administración paralela que consagraba el gobierno de Griñán. El onubense Jiménez llamó "fascistas" a todos aquellos que acudieran a la manifestación del día 22 de enero de 2011 en Sevilla.

Jiménez dijo textualmente que lo anunciado por funcionarios y laborales descontentos constituye una "amenaza muy grave que refleja que enmascarados en la representación de los trabajadores públicos hay elementos fascistas", ya que "no se puede agredir el derecho de un partido político de poder desarrollar una campaña".

No contento con el exabrupto, añadió que el PP era quien pagaba las manifestaciones de funcionarios. Contó Europa Press que la portavoz parlamentaria del PP-A, Esperanza Oña anuncio la interposición de una querella criminal contra el portavoz del grupo socialista, Mario Jiménez, por acusar "de manera incierta" al partido de financiar a sindicatos que han mostrado su oposición al Decreto-Ley de Reordenación del Sector Público Andaluz y que, según apuntaba el socialista, "han surgido hace 22 días".

En 2014, Mario Jiménez, ya de nuevo portavoz parlamentario, anunció que su grupo había pedido que el ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, diera explicaciones en el Congreso de los Diputados sobre "la infamia y calumnia" levantada contra la Junta de Andalucía a cuenta de las supuestas irregularidades en cursos de formación subvencionados por la Junta que investigaba la Unidad Central de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía y la Fiscalía Anticorrupción. Es más, remarcó que era "directa y conocida la implicación del Ministerio del Interior en esa filtración y en ese bulo que se puso en circulación.

Una de sus acometidas más relevantes fue permitir que su propia hija, fruto de su primer matrimonio, acusara de recortes al propio Mariano Rajoy al poco de llegar a La Moncloa, en 2012. Su publicó una carta en un periódico infantil de un colegio de la provincia de Huelva que incluía una acusación a los recortes sociales en la educación andaluza que considera responsabilidad exclusiva del Gobierno de Rajoy. Con menos de 12 años entonces, la carta, que parecía estar escrita por un adulto, reivindicaba aire acondicionado para su aula en el colegio y culpaba a Rajoy, aunque la Educación es competencia de la Junta desde hace 27 años.

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