Si la situación política de Artur Mas es catastrófica, la de su nuevo partido, la vieja Convergència, es tanto peor. El brusco descenso de afiliados, de 18.000 a 8.000 en el tránsito entre CDC y PDEcat, y la pérdida del grupo parlamentario en Madrid y sus consiguientes ingresos, son las razones de la crítica situación económica de la "nueva" formación.
La intención de los responsables administrativos del partido es despedir a 24 de sus 84 trabajadores en nómina tras una fase de bajas incentivadas el verano pasado. No hay liquidez y el partido ya no es lo que era. En sus buenos tiempos, llegó a tener más de doscientos empleados repartidos por toda la geografía catalana. Ahora, muchas sedes están embargadas, se tuvo que vender la central de Barcelona, que también estaba embargada, y el flamante PDEcat habita en unas instalaciones mucho más modestas y sin la experiencia de los anteriores responsables administrativos, todos ellos investigados por el 3% y sus derivadas.
Según Economía Digital, el gerente de la formación, Carles del Pozo, es el firmante de una carta que recibieron todos los trabajadores para que se presentaran este pasado miércoles en la nueva sede. En la misiva se les indicaba que era para tratar sobre "cómo afrontar la situación futura referente a la plantilla de trabajadores en la que se prevé una necesaria reestructuración".
En la reunión se abordó directamente la convocatoria de un ERE y la posibilidad de reducirlo con acuerdos "caso por caso", como en anteriores precedentes. La intención es que todo el proceso concluya antes de fin de año.