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Rivera justificó borrar la socialdemocracia porque los candidatos de fuera de Cataluña se "avergonzaban"

El aparato naranja, reacio a transaccionar con los críticos catalanes la enmienda a la totalidad del ideario. 

El aparato naranja, reacio a transaccionar con los críticos catalanes la enmienda a la totalidad del ideario. 
Albert Rivera, con su nueva Ejecutiva. | EFE

La nueva etapa de Ciudadanos, la que definirá si puede ser o no un partido que compita realmente con PP, PSOE y Podemos en toda España, está bajo el control de Albert Rivera, ratificado en las primarias del pasado viernes con casi el 90% del voto de la militancia, aunque con una participación escasamente superior al 30%.

Esta misma semana se han estrenado alguno de los aspectos que la definirán: un nuevo logotipo que ya luce en la sede central del partido en Madrid, de donde han desaparecido las gigantescas fotos del líder naranja que hasta ahora la adornaban; Inés Arrimadas ejerciendo como portavoz nacional, sin dejar el liderazgo de la oposición en Cataluña; José Manuel Villegas como número dos con plenos poderes y un Gobierno en la sombra donde Luis Garicano, Miguel Gutiérrez y Juan Carlos Girauta tendrán papeles destacados.

En resumen: un partido con menor dependencia de su líder, más plural y con portavoces autorizados en cada área de importancia.

Candidatos que se "avergüenzan" del ideario

Sin embargo, hay un aspecto que el 'CEO' de Ciudadanos S.A. no tiene controlado, y que será motivo de discusión este fin de semana en Coslada (Madrid) durante la IV Asamblea General de la formación centrista. Y se trata, nada menos, que del ideario del partido. La ponencia del aparato, que a punto estuvo de ser tumbada en el Consejo General del pasado 17 de diciembre, elimina toda referencia a la socialdemocracia y al "socialismo democrático" como dos de las señas de identidad del partido, como hacía, dentro de una definición transversal que incluía también el "liberalismo progresista", el ideario redactado por el constitucionalista Francesc de Carreras, uno de los principales fundadores hace una década de Ciudadanos, y que se impuso al sector liberal en el segundo congreso del partido celebrado en 2007.

Entonces, curiosamente, Rivera fue de los que abogó por esas señas de identidad de centro-izquierda, redactadas por su antiguo profesor de doctorado. Una década después, el líder centrista, que ha logrado hacer de Ciudadanos uno de los partidos más importantes de la familia liberal-demócrata europea integrada en el grupo ALDE, aboga por un giro en el ideario y para hacerlo aún debe afrontar este fin de semana una nueva enmienda a la totalidad del sector socialdemócrata, que ha decidido no dar su brazo a torcer.

De la importancia del envite da cuenta la artillería pesada con la que los riveristas lo afrontaron el pasado 17 de diciembre, donde salvaron los muebles por apenas tres votos y después de haber transaccionado. Un peso pesado cono el portavoz parlamentario, Juan Carlos Girauta, y luego el propio Rivera, fueron los encargados de defender el cambio de ideario. En su intervención, que para muchos rompió la neutralidad tácita a la que obliga ser presidente del partido, Rivera no se anduvo por las ramas. Dirigiéndose a sus compañeros catalanes (hasta que se renueve, el Consejo General responde al partido de ámbito catalán qué Ciudadanos era hasta hace apenas dos años) les dijo, según relatan varios de los presentes, que "no habían vivido" lo que ocurría fuera de Cataluña, donde, les aseguró, muchos candidatos naranja se "avergonzaban" del ideario. Fuentes de la dirección del partido naranja niegan que el presidente de Ciudadanos se manifestase en esos términos, aunque no concretan en cuales lo hizo para defender el cambio de ideario.

Según el reglamento congresual aprobado el pasado sábado en el Consejo General, la votación de las enmiendas a la totalidad (hay hasta siete sobre ideario, estatutos y estrategia) se realizará de forma secreta, algo que se considera una primera victoria de los críticos. Para sorpresa de muchos dirigentes catalanes, la enmienda socialdemócrata ha tenido cierta aceptación en el resto de España, incluido en agrupaciones de Madrid, donde el partido y sus votantes no tienen esa tendencia ideológica.

El compromisario Rivera

La cuestión es ideológica pero también estratégica. El ideario Carreras es defendido en Cataluña por muchos que se sienten más del lado liberal (y que llegaron a encuadrarse en su día en una corriente con ese nombre, hoy extinta) pero que consideran que el combate contra el nacionalismo debe tener un acento transversal, como lo fue el origen del partido. "No sé si Rivera podrá ir a pedir el voto otra vez en el cinturón rojo de Barcelona como lo hizo en las autonómicas" asegura un cargo público catalán. En septiembre de 2015 el líder de Ciudadanos e Inés Arrimadas le ganaron la partida en ese territorio, granero tradicional del PSC, a la confluencia de Podemos. Rivera, incluso, sacó a relucir su reciente empadronamiento en Hospitalet de Llobregat, localidad contigua a Barcelona.

A pocos días para el cónclave naranja, el propio Rivera, preguntado este miércoles en los pasillos del Congreso, se ha definido como "un compromisario más" y ha encarado la disputa con espíritu deportivo: "Que gane el mejor". Sin embargo, entre líneas ha dejado claro que la socialdemocracia tiene que ser abolida como seña de identidad: "Tenemos que aprobar un ideario que haga que los españoles sepan qué vamos a hacer si gobernamos. Si vamos a ser un partido que sube o baja los impuestos, si defiende o no la Constitución, si vamos a ser un partido que apuesta por un modelo económico y social determinado". Para el líder centrista, las circunstancias han cambiado con respecto a hace una década: "Tenemos que adaptar nuestras ideas, nuestros estatutos, nuestra estrategia a 2017, no a 2005. No somos un partido autonómico, somos un partido nacional, europeista, es lo que creo que hay que hacer".

Entre quienes defenderán la enmienda a la totalidad destacan el exportavoz de Ciudadanos en el Parlament de Cataluña, Jordi Cañas, el compromisario más votado en esa comunidad, y el diputado autonómico Sergio Sanz. Fuentes de la cúpula riverista aseguran que no hay opción de transacción antes del cónclave: "Esa opción ya la tuvieron antes del Consejo General del 17 de diciembre y decidieron ir a la confrontación".

Una solución que podría evitar el choque de trenes sería incluir un preámbulo separado del ideario. Pero las posturas se han enconado mucho en el último mes. En Coslada se dirá la última palabra.

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