Ana Magaldi, fiscal jefe de Barcelona, siguió atentamente todas las sesiones del juicio del 9-N menos la última, la de la tarde del viernes en la que Artur Mas, Joana Ortega e Irene Rigau hicieron uso de la última palabra. Ese mismo día, y al término de la matinal en el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC), Ana Magaldi fue acosada e insultada por una cuarentena de radicales separatistas que la tacharon de "fascista", "puta" e "hija de puta".
Según informó el digital Crónica Global el pasado sábado, Magaldi fue increpada y amenazada por el grupo de separatistas al punto de tener que ser protegida por los mossos d'esquadra que hacen guardia en el edificio. Los fiscales que actúan en Cataluña han mostrado su malestar por el discurso de creciente hostilidad que difunde el nacionalismo contra jueces y fiscales. La Fiscalía General del Estado ha emitido una nota de respaldo a Magaldi y el resto de los fiscales en la que subraya su "profunda preocupación por los intentos de presionar a la Justicia en su tarea de hacer prevalecer el imperio de la ley, al tiempo que reafirma el compromiso de los Fiscales con ese cumplimiento de la legalidad, frente a los que siguiendo la irracional aventura de la falta de respeto al Estado de Derecho intentan imponerse, mediante la violencia y el insulto, a quienes ponen su dedicación al servicio de la libertad de todos los ciudadanos, que solo es posible desde el respeto a la vigencia del ordenamiento jurídico".
La portavoz del PDeCAT (Convergencia) Marta Pascal enmarcó el incidente en el derecho a la libertad de expresión del medio centenar de manifestantes concentrados a las puertas del TSJC para apoyar a Mas.