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La extinción de CiU alumbra dos nuevos partidos nacionalistas contrarios al proceso

Lliures (convergentes no "soberanistas") y Units per Avançar (la nueva Unió) se presentarán a las próximas elecciones catalanas.

Los votantes de Convergencia y Unión no se tendrán que conformar en las próximas elecciones con el Partido Demócrata Europeo Catalán, el PDeCAT, formación resultante de la refundación de CDC tras la confesión de Jordi Pujol, la acumulación de casos de corrupción relacionados con el cobro de comisiones a cambio de adjudicaciones públicas y el embargo de sus sedes.

A efectos prácticos, el PDeCAT es Convergencia y será el PDeCAT quien tendrá que hacer frente a la sentencia del caso Palau de la Música si de ella se deriva la devolución de parte del dinero que CDC extrajo de Ferrovial y blanqueó a través de la entidad cultural.

En el plano político, en cambio, no está tan claro que el PDeCAT represente a Convergencia. Casi la mitad de los catorce mil afiliados con los que contaba CDC se evaporaron en el tránsito y cambio de siglas. El partido ya estaba además en franco declive electoral. Perdió la alcaldía de Barcelona, consiguió escurrir el bulto en las últimas autonómicas en coalición con ERC y en las generales cayó hasta perder el grupo parlamentario y firmar los peores resultados de su historia.

La paulatina pérdida de apoyo empezó con el proceso separatista y el viraje radical de Artur Mas y las encuestas coinciden en afirmar que el PDeCAT puede acabar convertido en un partido menor, sin margen de actuación parlamentaria, por detrás de Ciudadanos y el PSC, y con ERC como fuerza hegemónica en el campo nacionalista. En ese contexto, ya se han formalizado dos nuevos partidos que aspiran a representar un "catalanismo liberal, constructivo, abierto e integrador", según la retórica al uso de los nuevos actores nacionalistas.

Lliures (Libres) es el nombre del nuevo partido escindido de Convergencia, una formación que se constituyó formalmente el viernes con el veterano exconsejero autonómico de Trabajo, Industria y Comercio Antoni Fernández Teixidó al frente y un numeroso grupo de cuadros medios de CDC y algún paracaidista de Unió como el joven Roger Montañola. Fernández Teixidó apela al votante nacionalista, pero contrario al enfrentamiento constante, la inestabilidad institucional y las alianzas con la extrema izquierda. El PNV marca el camino.

Liquidación de un partido histórico

Los dos descalabros electorales de Unió tras su divorcio de la Convergencia independentista (no entró ni en el Parlamento catalán ni en el Congreso) propiciaron la liquidación del histórico partido, que dejó un 'pufo' de 19 millones de euros, así como la retirada de Josep Antoni Duran i Lleida de la primera línea política. Pero el dirigente democristiano no se ha ido del todo y patrocina Units per Avançar, la vieja Unió con nuevo nombre y el propósito de que el catalanismo conservador no renuncie a ejercer su influencia en Madrid. Entre los nombres destacados, el editor Fèlix Riera, exdirector de Catalunya Ràdio y el exeurodiputado Salvador Sedó, firmantes de un manifiesto que aboga por superar el proceso. El profesor de Esade Carlos Losada es el portavoz de las nuevas siglas y "no somos independentistas", su frase preferida.

Como no hay dos sin tres, la investigación del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) al exconsejero de Justicia de Mas y diputado de Juntos por el Sí Germà Gordó ha precipitado el nacimiento de otras siglas nacionalistas, Nova Convergència, que aún no es un partido político pero no lo descarta. Gordó se ha dado de baja del PDeCAT junto a Teresa Pitarch, que fue inmediatamente cesada como presidente del Instituto Catalán de las Mujeres, y otros algos cargos de la Generalidad y militantes del partido de Mas y Puigdemont. Este exconsejero proclama que su sector es soberanista, que él votará con Juntos por el Sí lo que haga falta. El matiz es su rechazo a las alianzas con la CUP.

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