El 11-N era una fecha clave para el separatismo. Había que realizar una exhibición de masas para exigir la libertad de los Jordis y los exconsejeros presos, un acto similar a las grandes manifestaciones del 11 de septiembre, una auténtica prueba de fuerza, una nueva gesta de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Ómnium. La manifestación independentista de Barcelona fue multitudinaria, si bien menos numerosa que las últimas y muy lejos de las cifras que se han dado por "oficiales" en las "diadas". La Guardia Urbana de la capital catalana anotó 750.000 participantes en la calle Marina, la mitad del millón y medio que se daba por sentado cada "Onze de Setembre".
Pero el número de asistentes no ha sido la única diferencia con anteriores convocatorias. "Las calles serán siempre nuestras", corean los manifestantes por la república catalana, pero desde el 8 de octubre ese mensaje es muy discutible. Aquel día, más de un millón de personas se manifestaron en la capital catalana por la unidad de España. Cuatro días después, el 12 de octubre, sesenta mil, según la antedicha Guardia Urbana, celebraron la Fiesta Nacional en Barcelona. Nunca en tal fecha se había dado tal concentración de manifestantes. El 29 de octubre, otro millón volvió a salir a la calle con banderas de España. El relato separatista ha quedado destrozado. Ni hay un solo pueblo catalán ni el separatismo es tan mayoritario como ha bombardeado la propaganda separatista durante el último lustro.
De Sabadell a Gerona
De hecho, en feudos nacionalistas tradicionales comienzan a registrarse actos de sublevación civil, en algunos casos organizados y en otros espontáneos. El viernes, Sociedad Civil Catalana juntó a dos mil personas en Sabadell para pedir la reposición de la bandera nacional en el edificio del ayuntamiento. Este sábado y en la mismísima Gerona un numeroso grupo de personas ha salido a la calle a media mañana con banderas nacionales, según informa el Diari de Girona. Los manifestantes se han concentrado frente a la comandancia de la Guardia Civil de Gerona y tras expresar su apoyo a los agentes del Instituto Armado se han dirigido al barrio de Villa Roja para homenajear a sus vecinos, que han decorado las calles con banderas de España para protestar contra el proceso independentista.
El citado barrio fue construido fuera del casco urbano de Gerona a mediados de los años sesenta para acoger a familias de toda España que iban a trabajar a Cataluña. A pesar de formar parte del término municipal de la ciudad, los sucesivos ayuntamientos socialistas y nacionalistas excluyeron Villa Roja de las dinámicas de crecimiento y expansión de la ciudad. El pasado 1 de octubre, un grupo de vecinos se enfrentó a los Mossos d'Esquadra e impidió la celebración del referéndum por la vía de retirar las urnas y cerrar el punto de votación.
Policías municipales y mossos han acompañado la marcha, que comenzó a las once de la mañana y concluyó pasadas las dos y media en el citado "colegio electoral" de Villa Roja. Se gritaron consignas contra la policía autonómica, se pidió prisión para Puigdemont y todo transcurrió, según el Diari de Girona, en un "ambiente festivo" y sin que se registraran incidentes. Es la primera manifestación de estas características de la que se tiene constancia en Gerona, ciudad de la que fue alcalde Puigdemont y que este sábado ha asistido a un hecho insólito. Las manifestaciones separatistas se cuenta por cientos de miles en Barcelona, pero jamás se había registrado en Gerona, Villa Roja al margen, una marcha con banderas de España. El 11 de noviembre de 2017 será más recordado en Gerona que en Barcelona.