El expresidente de la Generalidad fugado en Bélgica, Carles Puigdemont, ha reaccionado este miércoles a la retirada de la euroorden dictada ayer por el magistrado del Supremo Pablo Llarena con duras críticas al Estado y los jueces. Según dice, "después de la audiencia en la corte y de la defensa de nuestros abogados, el Estado ha tenido miedo de que el juez belga decidiera que lo que hemos hecho es perfectamente normal en un sistema democrático".
El fugado opina que es "grave e irresponsable por parte del Estado poner en marcha un mecanismo internacional de esta naturaleza y luego retirarlo". También considera que sufre una "persecución política" y que "si el Estado no se atreve a presentar una euroorden es porque sabe que no hay base para acusarnos de rebelión y sedición o porque ha perpetrado una chapuza jurídica o ambas cosas a la vez".
Retorno en el aire
El candidato de "Junts per Catalunya" ha exigido que tras la cancelación de la orden de Llanera se deje en libertad a Junqueras, Joaquim Forn y los Jordis. También se ha felicitado por su decisión de escapar a Bélgica: "Cuando las leyes las hacen ellos, son muy valientes. Se atreven con todos. Cuando no tienen jueces amigos y fiscales que afinan, cuando tienen la mirada del mundo fijada sobre ellos, entonces ya no son tan valientes, tienen miedo y saben que pueden hacer el ridículo. Esto indica que ponernos en manos de una justicia independiente era la estrategia adecuada y útil para el independentismo". En cuanto a un hipotético regreso, Puigdemont reiteró que su pretensión es volver para tomar posesión de su acta, pero que se trata de una decisión que aún debe meditar.
El expresidente catalán considera que "si el pueblo de Cataluña me elige diputado y presidente, si sale el mismo gobierno que antes del 155, tenemos que saber si se respetará el resultado antes de tomar una decisión". Uno de los mantras de Puigdemont es pedir a los partidos de "la banda del 155" que se comprometan a reconocer los resultados del 21-D.
Coincide con ERC en la teoría preventiva del "pucherazo" para justificar la hipótesis de que las candidaturas separatistas no obtengan la mayoría absoluta. Establecido ese marco, Puigdemont insiste en que "sería paradójico que ganara las elecciones con un programa que acto seguido me llevase a la cárcel".
Pretende un pacto que despeje su horizonte judicial y se refugia de momento en Bruselas, ahora en calidad de transeúnte. Él y sus consejeros afirman haber ganado una batalla, haber derrotado y dejando en evidencia al Estado. Aparentan satisfacción ante la decisión de Llarena y se preparan para recibir a los manifestantes convocados por la ANC y Òmnium en la capital belga este jueves en la que se espera masiva demostración de fuerza.
Puigdemont trata de dar la vuelta a la situación, gana tiempo y explota su escapada como una acción sin la que hubiera sido imposible poner a la Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo contra las cuerdas, según su versión de los hechos.
Planean un mitin en el sur de Francia
Está prácticamente descartado que Puigdemont y los exconsejeros que le acompañan, Clara Ponsatí y Lluís Puig (candidatos en su lista) y Meritxell Serret y Antoni Comin (en la de ERC) vuelvan a España a lo largo de la campaña, salvo que se les garantizara que no recalan en prisión. Estudian llevar a cabo un mitin en alguna localidad de la Cataluña francesa.
También se especula con que Puigdemont se presente en su colegio electoral el 21-D o un par de días antes para tratar de obtener un cartel electoral esposado. El expresidente catalán se abstiene de dar pistas sobre sus intenciones a la espera de unos resultados electorales que alteren su contexto jurídico.