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Puigdemont reta también a la UE por "animar la represión de Rajoy"

La policía belga cifra en 45.000 los manifestantes que arropan al expresidente de la Generalidad en Bruselas.

La policía belga cifra en 45.000 los manifestantes que arropan al expresidente de la Generalidad en Bruselas.
Puigdemont brama contra España y la UE en Bruselas. | EFE

Alarde separatista en la capital de Europa. Reproducción a escala reducida de las manifestaciones de los últimos Onze de Setembre. La república catalana se ha hecho notar en el barrio europeo de Bruselas. Banderas independentistas, bufandas amarillas y clamor contra la Unión Europea. La negativa comunitaria a reconocer las aspiraciones separatistas ha tenido una réplica en forma de manifestación por las calles de la ciudad que alberga las instituciones europeas.

El vicepresidente de la Comisión, Frans Timmermans, recomienda a los instigadores de la protesta que intenten cambiar las leyes por vías democráticas y que dejen de ignorarlas. Añade que en las últimas semanas millones de personas se han manifestado, incluso a favor de España. Las arremetidas catalanistas contra la UE no conmueven a sus representantes institucionales.

"Despierta Europa, ayuda a Cataluña". Ese es lema principal de la marcha que ha reunido a miles de personas con banderas independentistas. Los líderes provisionales de las entidades separatistas, Agustí Alcoberro (ANC) y Marcel Mauri (Òmnium), habían anticipado que más de cincuenta mil personas acudirían a su reclamo, la policía cuenta 45.000 manifestantes tras un primer momento de vacilación en el que airearon el dato de "más de diez mil personas".

Dijeron los organizadores que habían solicitado una entrevista después de la marcha con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. En la oficina de Juncker no tienen constancia de tal petición y alegan, por si acaso, que su agenda está saturada. Así es que se constata de entrada una diferencia respecto a las manifestaciones de la ANC y Òmnium: la autoridades no reciben a los organizadores.

Las organizaciones y partidos separatistas consideran que han logrado convertir Bruselas en la capital de Cataluña, internacionalizar sus denuncias sobre la "persecución política" de un Estado "autoritario" contra el independentismo y trasladar la campaña a su terreno. Puigdemont, ya sin la euroorden sobre su cabeza, ha sido la gran estrella de la marcha. Le acompañaban su inseparable agente de los Mossos de vacaciones y su amigo, el empresario y exconcejal de CiU Josep Maria Matamala. Entre los numerosos dirigentes políticos que han acudido a Bruselas también consta Marta Rovira, secretaria general de ERC y sobre quien cunden las dudas respecto a su capacidad para suplir a Junqueras en campaña. La excarcelación de Carles Mundó ha activado un debate en el seno de ERC sobre la posibilidad de que sea este el sucesor de Junqueras mientras continúe en prisión.

También estaban en Bruselas Artur Mas y Marta Pascal, Gabriel Rufián, Francesc Homs, entre otros "vips" del separatismo, quienes ya anoche participaron en un mitin en un hotel ante unas trescientas personas y en el que Mas pidió el voto para Puigdemont a los electores de Junqueras.

Marta Rovira se dirigió a los manifestantes con unas palabras de Junqueras: "Seguid, no os rindáis nunca, luchar con una sonrisa". Ella, por su parte, alertó ante una victoria de Ciudadanos y acusó a los partidos no separatistas de no jugar limpio. Puigdemont cerró el acto con una apelación a la Unión Europea para "que escuche a los ciudadanos y no sólo a los Estados" y animó a los manifestantes "porque hoy estáis escribiendo una página magnífica de la historia".

El exconsejero fugado Toni Comín, por su parte, acusó de "franquistas" a quienes se oponen al nacionalismo catalán e insistó en la tesis de que el Estado tiene miedo de la justicia belga y de quedar en ridículo ante el mundo.

Europa en el punto de mira

Puigdemont ha dado un paso más en la escapada. Ya no sólo lucha contra el Estado español. La misma Europa está en su punto de mira. El discurso en la plaza Jean Rey abre un nuevo capítulo en el procés. Según el último expresidente catalán, "hoy, la Cataluña de las Diadas, la que se da la mano, la que hace coreografías gigantescas, la que defiende la urnas, la Cataluña que se viste de amarillo, la que ha recorrido media Europa, esta Cataluña es la mejor cara de Europa. De la Europa que queremos, la del respeto, la del civismo, la de la no violencia. Los derechos no tienen fronteras, se han de defender tanto si se es independentista o no".

Este fue el arranque de una soflama centrada en la falta de reconocimiento internacional de la causa separatista. A juicio de Puigdemont, la UE "utiliza dos varas de medir", permite que "España reprima al pueblo catalán", pero condena toda clase de excesos de los países que no son miembros del club. Así y según Puigdemont, las autoridades europeas habrían sucumbido a "intereses de grupos y sectores económicos que no se caracterizan por su honestidad" al afrontar el caso catalán. En su esquema, frente a esa Europa hay una nueva Europa formada por naciones entre las que citó a Estonia, Eslovaquia, Bélgica e incluso Flandes" en lo que pretendió ser un guiño conjunto, pero equidistante a sus anfitriones valones y sus valedores flamencos.

Atacó por igual a Juncker y Rajoy y declaró que "cuando la Europa oficial se dedica a animar a Rajoy en su represión es cuando pasan cosas maravillosas como la de hoy, que en lugar de alejarnos de Europa se nos empuja a acercarnos cada vez más". La estrategia de Puigdemont pasa por fijar la atención en Bruselas y convertirla en la capital catalana.

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