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Polémica por una chirigota que parodia decapitar a Puigdemont

"Pido perdón por las urnas que allí coloqué. En realidad eran cajas de ropa de invierno, pero es que allí es ver las cajas y echar un papel", dicen.

La irreverencia de las chirigotas gaditanas no ha tardado este año en provocar polémica, después de que una de ellas llevara a la guillotina al expresidente catalán Carles Puigdemont en pleno escenario del Gran Teatro Falla, donde se desarrolla el Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas 2018.

La escena la protagonizó la chirigota de Chiclana de la Frontera "La familia Verdugo", que actuó el pasado martes, en la primera sesión de la fase de preliminares del COAC 2018.

Ya se esperaba que el procés catalán y sus protagonistas fueran el blanco preferido del humor y las sátiras de las agrupaciones en este concurso, que cada año se convierte a golpe de copla en un singular y descarnado repaso a la actualidad y a sus principales personajes.

Carles Puigdemont no ha tardado en salir en las tablas del Falla, en la actuación de una chirigota que ha suscitado diversas polémicas y críticas reflejadas en algunos medios de comunicación catalanes y en las redes sociales y que han cuestionado las diferentes varas de medir la impunidad del humor.

En ella, tras poner bajo la guillotina a los Reyes Magos al inicio de su presentación, los verdugos de la chirigota llamaron a un Carles Puigdemont condenado por "alta traición".

"No sabemos si cortarle la cabeza o mandarle a pelar", cantaron los verdugos mientras el personaje de Puigdemont, con las manos y el cuello metido en la guillotina, pedía perdón a ritmo de la canción 'Devuélveme la vida', de Antonio Orozco.

"Pido perdón por haber celebrado un referéndum. Pido perdón por las urnas que allí coloqué. En realidad eran cajas de ropa de invierno, pero es que allí es ver las cajas y echar un papel", continuaba la actuación.

Uno de los verdugos le preguntaba entonces al público "¿Le perdonamos la vida a Puigdemont, sí o no?" a lo que los espectadores del Falla, siempre prestos a seguir las sornas de las agrupaciones, contestan mayoritariamente que no.

"La sentencia es bastante clara, son las cosas de la democracia", finaliza el polémico pupurrí de esta chirigota de verdugos que también se ha llevado críticas por cantar en otro momento que a una mujer condenada por ser infiel "en vez de con el hacha la mate con el garrote".

Acostumbrados a que el humor de las coplas carnavaleras se suelte sin límites contra todo tipo de políticos, la escena de la guillotina de Carles Puigdemont no ha suscitado mayor revuelo en Cádiz. Sin embargo, varios medios y tuiteros ha llamado la atención sobre la escena, al entender, como decía un titular, que en ella el odio se ha camuflado a través del humor.

La polémica ha llevado a Pedro Ignacio Altamirano, coordinador de Somos Andaluces, un partido de corte nacionalista andaluz, a remitir a los medios un artículo con el que quiere "mitigar un poco el choque" de la polémica copla "y avisar que esto tan sólo es Carnaval".

"El Carnaval es la fiesta más heterodoxa, más rebelde, menos convencional y Cádiz lo lleva escenificando muchos años. Durante los últimos ochenta, no hay alcalde, alcaldesa, jerifalte de la Junta o cualquier otro ser humano que haya destacado aunque sea momentáneamente, que no haya sido "escaldado" por las letras de las agrupaciones carnavalescas", explica.

Al margen de esta copla, las ansias independentistas y los protagonistas de la actualidad catalana han sido una de las fuentes inspiradoras más activas en lo que va de concurso del Falla.

Entre otras, la comparsa "La sonrisa de Dios" se burló en uno de sus cuplés de la mirada de Oriol Junqueras, al que bautizó como "hermano secreto de Leticia Sabater" y la llamada "Este gitano está majara" le cantó un cuplé a un divorcio que duró "los dos minutos que duró la independencia a Cataluña".

La líder de Ciudadanos en Cataluña, Inés Arrimadas, ya se ha llevado también alguna letra, de corte machista, bromeando con su apellido y las posibilidades de "arrimarse a Arrimadas".

El acoso escolar sufrido por el hijo de un guardia civil destinado en Cataluña y la obsesión de colocar banderas en los balcones han sido otras de las cuestiones mencionadas en las primeras coplas carnavaleras.

"Esto es solo carnaval"

"Esto es solo carnaval", ha dicho este viernes, en una entrevista con Efe, David Olmedo, representante legal de la agrupación y uno de los tres integrantes de esta chirigota de Chiclana de la Frontera que se disfrazó del expresidente catalán en la escena que ha levantado la polémica al simular que se le guillotina.

Los miembros de la agrupación están, sobre todo, "sorprendidos" de que lo que para ellos es un chiste más de las chirigotas que llevan montando desde hace casi veinte años les haya llevado a ser protagonistas hasta de debates nacionales de televisión.

Es "surrealista", comenta otro de los miembros de la agrupación que este viernes han tenido que escaparse un rato de sus respectivos trabajos para atender a los medios de comunicación que les reclaman para dar explicaciones sobre lo que algunos han entendido como un humor que esconde odio.

"Invito a todo el que se haya molestado a que venga al carnaval de Cádiz, a los carnavales de todos los pueblos de aquí y que se empape de lo que es el carnaval. Está todo hecho desde el cariño, sin ningún motivo para tomárselo así, con todo el respeto del mundo, sin animo de ofender a nadie", continúa este chirigotero.

"Me cuesta trabajo hasta explicarlo", señala David Olmedo, que aventura que las críticas vienen de gente que "puede que no hayan entendido" la actuación y en un momento en el que el ambiente está "un poco crispado".

Asegura que escoger a Carles Pugidemont para una de sus letras "no tiene por qué tener una referencia política", porque es un personaje público con "el tirón suficiente" como para meterlo en una copla carnavalera, como han sido y son desde la familia real, a futbolistas, cantantes o gente famosa de todo tipo.

"Nosotros aquí nos reímos de nosotros mismos. Partiendo de ahí, de todo tipo de personajes públicos y se lo toman bien, porque no hay otra forma de tomárselo", señala mientras recalca que una chirigota hace "ficción" y por eso, en este caso, lo que hay en el escenario "no es una guillotina, es un yugo".

David Olmedo afirma que "después de todo esto" le encantaría que el jurado les declarase "aptos" para pasar a la siguiente fase del concurso, de cuartos de final.

"El jurado decidirá" pero si la chirigota vuelve a estar en el Gran Teatro Falla no piensa borrar la escena por las críticas. "No tenemos por qué cambiarla, puede haber pequeños cambios, pero no tenemos intención de cambiarla. Está hecho con cariño, sin ganas de ofender a nadie y ha hecho el efecto que queríamos, que es al fin y al cabo hacer reír", apunta.

Mientras tanto esta chirigota intenta mantenerse "al margen" de discusiones políticas sobre el nacionalismo catalán. "No va con nosotros, somos una agrupación de carnaval, que nos tachen o nos insulten, eso se queda para quien lo hace", dice Olmedo.

Le dan las gracias "a todos los que nos están apoyando, de Cádiz, Andalucía y del resto de España. Creo que tienen un poquito de más lucidez y que entienden que esto es carnaval y que esta hecho para pasarlo bien y ya está".

Advierte además de que Carles Puigdemont, por la relevancia mediática que ha tenido este año, saldrá, como ya lo está haciendo junto a otros protagonistas del proces catalán, en muchas otras parodias de este concurso, al que aún le queda casi un mes de sesiones".

El revuelo creado por la parodia de Puigdemont contrasta con la poca repercusión que ha tenido otra de las coplas de esta misma chirigota, en la que dicen que es un "desperdicio" llevar a la guillotina a una mujer condenada por infidelidad.

El "verdugo" se jacta después de que, al ver a la mujer, se le pone como un "palote" y por eso "en vez de con el hacha, la maté con el garrote".

La copla ha hecho que los colectivos feministas de Cádiz hayan sacado una "tarjeta roja" a esta escena, pero parece que esta no herido las sensibilidades suficientes como para que sea motivo de un debate sobre el humor machista y la violencia de género.

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