La evolución de las nuevas tecnologías está revolucionando nuestras costumbres. Tanto es así, que el comercio electrónico en España se disparó un 23,4% en el segundo trimestre de 2017, según los últimos datos recogidos por el portal de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) en este mes de enero. Esto significa que la cifra de negocio del ecommerce ha logrado superar en nuestro país la friolera de los 7.300 millones de euros.
El incremento del 14,4% de las ventas procedentes de las agencias de viajes y los operadores turísticos, la subida del 12% en el negocio online de las aerolíneas y el aumento del 5,4% de las ventas por internet de ropa son tres razones de peso para explicar el auge del mundo online. Pero no son las únicas.
Otros sectores, como el de los préstamos, cada vez tienen más presencia en internet. En una época donde el tiempo es un bien escaso, los consumidores han encontrado un gran valor añadido en poder solicitar financiación cómodamente desde un ordenador, una tablet o un teléfono móvil.
Además, con este tipo de créditos los solicitantes se ahorran tener que presentar documentos innecesarios, pasar largos trámites burocráticos o responder a una larga lista de preguntas teniendo que acudir en persona a una sucursal bancaria. Ya no es necesario buscar avales o mostrar una nómina para obtener un préstamo.
Esta categoría de préstamos personales son recomendables cuando se trata de cantidades pequeñas, de entre los 750 a los 5.000 euros. Durante el proceso de solicitud, los interesados pueden decidir la fecha de pago además de la cuantía que van a ir devolviendo al mes. Después de contestar a un breve cuestionario, en unos pocos minutos sabrán si su solicitud ha sido aceptada. En caso afirmativo, el dinero es ingresado automáticamente en su cuenta bancaria. Más información aquí.
Por tanto, a la hora de solicitar un crédito para darnos ese capricho merecido, gracias a las nuevas tecnologías ha nacido una alternativa a la banca tradicional fácil, rápida y segura.