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Spiriman, inhabilitado por el Colegio de Médicos durante un mes

El activista por una sanidad andaluza mejor, acusado de insultos y agresiones verbales.

Pese a que el Colegio de Médicos de Granada, presidido por Jorge Fernández Parra, se opuso en un principio a ejercer ningún tipo de presión sobre Jesús Candel, Spiriman, y a pesar de que él mismo estuvo a favor de las protestas sanitarias –las mareas blancas granadinas que se extendieron a otras provincias–, para impedir las fusiones hospitalarias, la conclusión definitiva ha sido inhabilitar a Spiriman por un mes por insultos y excesos verbales contra algunos de sus compañeros y las instituciones.

El Colegio de Médicos ha reconocido la existencia de una falta grave las declaraciones hechas por el galeno en uno de sus vídeos. Según los Estatutos, el Colegio cree que ha infringido el código deontológico y le impone una sanción de 30 días de "suspensión del ejercicio profesional", según publican hoy diversos medios.

Candel fue denunciado por Francisca Simón por verse insultada en un vídeo de los innumerables que Spiriman cuelga en las redes sociales. Ahora, cuando la notificación le sea hecha efectiva, Spiriman puede recurrir la resolución.

El movimiento contra Spiriman, que casi todos ven originado en la Junta de Andalucía y su presidenta, Susana Díaz, tiene su raíz principal en el poco cuidado de las formas de expresarse del médico. Asimismo, los mismos que le condenan por sus expresiones han vertido contra él acusaciones de nazi y otras lindezas.

En esta ocasión, la decisión del Colegio de Médicos se produce una vez que Spiriman y sus partidarios habían anunciado que, durante esta primavera, sin precisar las fechas, iba a convocarse una gran manifestación en Sevilla contra la gestión sanitaria de la Junta de Andalucía considerada un caos absoluto, derivado de la falta de medios, de una escandalosa planificación errónea y de unos planes que han ido fracasando año tras año para aminorar las listas de espera.

Cuando las formas se imponen al fondo

Jesús Candel, Spiriman, era un médico de urgencias de Granada, contratado en condiciones precarias y autodenominado con ese apelativo por ser impulsor de un juego infantil con el que ayudaba en colegios y otras instituciones.

Poco a poco, se fue transformando en un personaje público que ha destacado en la lucha por una sanidad digna y despolitizada en Andalucía. Debe tenerse en cuenta que desde que se transfirieron las competencias de sanidad a la Junta de Andalucía hace más de 30 años, el PSOE andaluz ha ejercido un férreo control sobre sus centros gerenciales y ha penetrado con cascadas sucesivas de enchufismo las plantillas de todos los centros de salud.

El problema era mayúsculo porque los resortes de la Junta son muchos y bien potentes mientras que Spiriman y sus seguidores y/o defensores sólo contaban con la calle, con las expresiones populares de protesta. Sin embargo, Spiriman consiguió sacar de sus casas granadinas a miles de personas y poco a poco el movimiento se fue extendiendo a todas provincias hasta haberse concretado el clima de opinión que expresa que el estado de la sanidad andaluza es malo.

Si ni puede dudarse de que las expresiones de Spiriman contra Susana Díaz, altos dirigentes de la sanidad y otras personas no son precisamente del mejor gusto –en uno de sus últimos vídeos desafiaba a Susana Díaz, a la que llamaba literalmente y varias veces "hija de puta", a que lo llevara a los tribunales–, no es menos cierto que sus oponentes, siguiendo el ejemplo histórico de no pocos dirigentes socialistas, han lanzado insultos directos contra Spiriman y su familia, a la que incluso llegaron a encerrar dentro de una diana pintada en su propia casa.

Por poner sólo un ejemplo, el actual presidente del Parlamento andaluz, Juan Pablo Durán llegó a decir poco antes de ser nombrado que "la derecha no hace prisioneros, solo sabe matar y, si es posible, en las cunetas", lo que da una idea del nivel de argumentación de los más altos cargos socialistas.

Pero entre tanto barullo de las formas, el fondo de la cuestión queda en segundo plano. Los últimos motivos del enfrentamiento de Spiriman, que creó la Asociación Justicia por la Sanidad, con la Junta de Andalucía ha sido la nueva ley sanitaria de la Junta conocida como Ley de Garantías y Sostenibilidad del Sistema Andaluz de Salud. En su oposición a dicha Ley, la plataforma cívica presidida por Jesús Candel explicó que está en desacuerdo con una ley que conduce a fusiones hospitalarias, a la privatización de servicios sanitarios, al enchufe y a la corrupción en una sanidad politizada de arriba abajo.

Igualmente, ha opuesto a las Unidades de Gestión Clínica, a la subasta de medicamentos en Andalucía, al acceso a la dirección por la vía de la libre designación, a la integración de la administración paralela de la Junta en la Sanidad pública, que elude el control de los funcionarios públicos o que no acaba con el copago, entre otras razones.

El más reciente enfrentamiento se produjo cuando 2-300 adversarios de Candel, según él dirigidos por la Junta de Andalucía, abrirle un expediente e inhabilitarlo, algo que acaban de conseguir.

La propuesta fue dirigida al Colegio de Médicos de Granada por un "grupo de usuarios" del Servicio Andaluz de Salud. Según ella, Spiriman habría violado los estatutos y el código ético y deontológico del Colegio de Médicos "de manera sistemática durante el último año y medio". Aunque las firmas no constituyen un procedimiento adecuado en la institución colegial, hay que recordar que ya se abrió un expediente anterior contra el activo médico granadino.

El fondo de las cuestiones planteadas por Spiriman y sus partidarios ha sido oscurecido por las formas. Según sus adversarios, son los insultos y descalificaciones personales vertidas por Spiriman las que se ponen en el primer plano. Como parece una inclinación natural, Candel respondió a la denuncia, de la manera siguiente: "2.300 gilipollas quieren inhabilitarme", por "miedo a perder sus prebendas y por resentimiento "de sus tristes pasados".

Pero los denunciantes amantes de las formas son los que le llaman nazi, populista y otras lindezas en las redes sociales. De hecho, en medios de la izquierda política se le atribuido un "machismo, entre brutal y campechano", de populista, homofobia y de bocachancla. Por si fuera poco, acusan a Spiriman de haber difundido datos de carácter privado y personal.

Sus partidarios proponen la concesión de la distinción de Hijo Predilecto de Granada a Spiriman firmada por miles de personas y las firmas alcanzadas por la oposición de Spiriman y su movimiento a la Ley de Garantías y Sostenibilidad presentada por la Junta supera las 20.000.

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