Tres meses después del 21-D, Junts per Catalunya y ERC tienen la prisa justa por desencallar la investidura. Con la habitual solemnidad que emplea el nacionalismo en los actos más banales, el presidente del Parlament, el republicano Roger Torrent, compareció este miércoles para anunciar una nueva ronda de consultas para la investidura, el tercer intento para dar con un candidato que no lleve el cartel de "se busca" o que vaya a despachar como molt honorable en Soto del Real.
Si, como dice, tiene prisa por desbloquear la situación, a Torrent se le nota más bien poco, toda vez que se adapta al ritmo que marca Junts per Catalunya y que consiste en apurar hasta el último segundo de cada plazo mientras Puigdemont da tumbos por Europa. Torrent se ha convertido en el mejor aliado del filibusterismo de Junts per Catalunya. Sin peso político específico, los diputados del fugado le torean y explotan su vanidad.
El sustituto de Carme Forcadell gastó casi diez minutos en contar que Jordi Sànchez le había enviado una carta con su renuncia a la investidura y que el jueves vuelve a convocar a los grupos. Ritmo lento, pausado y hasta grave el de un agónico Torrent, fiel servidor de los derechos de los globos sonda que lanza Junts per Catalunya.
Presidente pregonero
El presidente del Parlament se recrea en la suerte de leer pregones y es capaz de convertir en acto trascendente lo que se puede despachar con un comunicado. Contar que primero se presentó Puigdemont y luego Sànchez es su forma de chupar cámara y dar rienda suelta a los tradicionales ataques contra el Estado, al que culpa de la parálisis institucional y de toda clase de injerencias. "Que nadie se equivoque. Eso no quiere decir que las intromisiones ilegítimas vayan a quedar impunes", amenazó. También aludió al Tribunal Supremo e insistió en que la mesa de la cámara estudia acciones legales contra el juez Pablo Llarena.
Tras las consideraciones de carril sobre las presuntas "involución democrática" y "vulneración de la separación de poderes", Torrent leyó parte de la carta de Sànchez, quien se "sacrifica" para que el Parlament pueda elegir un presidente de la Generalidad, entiende que es "el mejor servicio al país" y pide a los diputados "diálogo" y "un acto de reconocimiento recíproco".
Gran generosidad la de Sànchez, zanjó Torrent antes de comunicar que en 24 horas se dispone a tantear si es verdad eso de que Junts per Catalunya va a presentar a Jordi Turull, que está imputado y sin pasaporte (puede ser el primer "president" que no pueda ir ni al Vaticano). En caso afirmativo, convocaría un pleno antes del Jueves Santo. Trepidante.