El separatismo agita la previa de la manifestación del próximo domingo por los "presos políticos". Las organizaciones habituales, ANC y Òmnium, con el concurso de UGT y CC.OO. convocaron el acto por el arresto de Carles Puigdemont en Alemania. La operación judicial respecto a los Comités de Defensa de la República (CDR) es el nuevo banderín de enganche tras la liberación de Puigdemont. De fondo, los golpistas en prisión preventiva. Está prevista una nueva exhibición de masas calentada por la previsiblemente fallida investidura de Jordi Sànchez el viernes. Partidos, entidades y ayuntamientos independentistas trabajan a destajo para montar una manifestación definitiva.
El fallo del tribunal de Schleswig-Holstein, las declaraciones de la ministra alemana de Justicia, el marasmo judicial europeo y el desastre internacional del Gobierno del PP alientan a los dirigentes separatistas. Alemania niega la rebelión y la Audiencia Nacional ordena detener a cabecillas de los CDR por terrorismo. El separatismo explota el doble rasero alemán y unas infundadas medidas cautelares de las Naciones Unidas respecto a la investidura de Jordi Sànchez en el Parlament.
A 24 horas de la sesión en la cámara catalana, el juez del Tribunal Supremo no se ha pronunciado sobre las peticiones de los abogados del candidato y del presidente de la cámara catalana, Roger Torrent (ERC) para que Sànchez comparezca en persona o en holograma. La elección de un president y la formación de un govern es lo de menos.
Candidato instrumental
Sànchez es un candidato sentenciado en primer lugar por su propia facción, la Assemblea Nacional Catalana (ANC). La nueva presidenta del aparato callejero, Elisenda Paluzie (militante de ERC) brama que el único postulante legítimo es Puigdemont. En el grupo de Puigdemont y los restos de Convergencia amenazan con las elecciones si el magistrado del Tribunal Supremo Pablo Llarena descarta liberar a Sànchez para asistir al pleno o que en su defecto pueda ser investido presidente de la Generalidad por Skype.
Lejos de condenar los actos violentos de los CDR, Puigdemont trina desde Berlín que los comités protagonizan una "lucha pacífica por la democracia y la libertad". ERC se deja llevar en un partido que Puigdemont juega en Europa y en el que la elección de un presidente sin causas pendientes y la formación de un gobierno autonómico es basura. La vanguardia del separatismo no acepta el marco constitucional y Cataluña está más cerca de una repetición de las elecciones que de la formación de un ejecutivo legal.