La "plaça de l'1 d'Octubre" de la localidad barcelonesa de San Cugat (Cucufate) del Vallés ha amanecido sin la placa indicativa instalada en una de las paredes de la plaza. En su lugar, una nota de un grupo denominado Tabarnia Lliure reivindicaba la sustracción e informaba a las autoridades municipales de sus exigencias para retornar la placa.
Los componentes de este grupo, que se han retratado con el trofeo en cuestión, exigen para la devolución que el ayuntamiento ingrese 155 euros en la cuenta de Sos Racismo con el concepto "Quim Torra, desde Tabarnia con amor".
Se da la circunstancia de que la plaza, que fue rebautizada el pasado 22 de mayo, es una zona provista de cierta vigilancia, pero en una acción relámpago los componentes de Tabarnia Lliure lograron sortear todas las medidas de seguridad, descolgar el pesado letrero y dejar la nota dirigida al ayuntamiento que dirige la convergente Mercè Conesa, también presidenta de la Diputación de Barcelona.
El blog Dolça Catalunya reproduce el texto del aviso:
Estimada alcaldesa, ya estamos hartos de que el ayuntamiento malgaste nuestro dinero con chuminadas varias. Nos ahogan con impuestos de todo tipo para poder financiar placas ridículas que se cuelgan en las calles y en los edificios públicos de las instituciones a nos deberían representar a todos. Es por eso que 'Tabarnia Lliure' (una 'milicia' armada con bolsas de basura y tijeras anti lazos amarillos) hemos secuestrado la placa de la plaza mal llamada Plaça de l'1 d'Octubre. Sí, declaramos orgullosos nuestra autoría.
Si los concejales quieren recuperarla, deberán pagar de su bolsillo un 'impuesto contrarrevolucionario' de 155 euros que se abonarán en la cuenta de Sos Racismo con el concepto "Quim Torra, desde Tabarnia con amor". Una vez se nos notifique de forma pública y notoria la transferencia, dejaremos la placa en el transcurso de 24 horas en un lugar bien visible para su recogida por el Ayuntamiento.
Y es que contra el autoritarismo de las instituciones, el pueblo se rebela, harto del fascismo xenófobo que sufre desde hace décadas, de la persecución que sufre por sentirse tan español como catalán, de verse silenciado en las televisiones públicas, ignorado por el Parlament y burlado en las instituciones (des)educativas y en la calle.