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¿Por qué Rajoy se va ahora y no el jueves? Las dos hipótesis de Jiménez Losantos

Día de pompas fúnebres por Rajoy, que ayer dijo que se iba tras negarse a hacerlo el jueves. 

El Mundo despide a Rajoy "Con lágrimas y sin sucesor". Dice Francisco Rosell en su editorial que "no se esperaba que se fuera tan rápido". ¿Rápido? ¿Cómo rápido? Rápido hubiera sido la semana pasada, ahora es demasiado tarde. "Arguye que es lo mejor para el partido y para él", dice Rosell en un gesto de caridad al olvidar el hilarante "lo mejor para España" que fue para arrearle un guantazo por reírse de nosotros en nuestra cara. "El discurso de despedida de Rajoy estuvo sembrado de consignas, pullas a terceros y reivindicación de lo propio, aunque le faltó autocrítica". "El objetivo es evidente: reagrupar al centro-derecha en torno al PP, arrinconando a Cs y presentándose como única alternativa posible a Sánchez". Ah, pues en lo de arrinconar a Cs va a tener a Sánchez de aliado. "Le faltaron reflejos y grandeza para sacrificarse antes de que la oposición tuviera tiempo de concretar su inexorable descalabro". El Gran Hombre de Estado, vaya chasco. Federico Jiménez Losantos es uno de los pocos que se atreve a cantarle las verdades del barquero al extodo. "Rajoy se fue sin explicar ni permitir preguntas sobre la razón que le llevó a dimitir ayer y no el jueves, como ofreció Sánchez y, tras la traición de PNV y PSOE, modelo de lealtad para Rivera, pudo hacer, impidiendo el Gobierno Frankenstein y dejándonos votar". O al menos intentarlo. "¿Por qué no lo hizo? Porque quería seguir y esperar, otra vez, el fallo del PSOE (…) ¿Qué ha pasado? Sólo caben dos hipótesis: que los barones no le han dejado seguir y/o que Sánchez le ha tranquilizado sobre su horizonte judicial a cambio de no estorbar y apretar juntos el cordón sanitario –horca electoral– contra Rivera". Lucía Méndez tiene su propia teoría. "No podía dimitir la semana pasada bajo ningún concepto porque hubiera sido reconocer su responsabilidad en la corrupción. Darle la razón a los jueces, a la oposición, a Ciudadanos". Pues se equivocó. Lo de que la corrupción era el motivo de la moción no se lo cree nadie que tenga dos dedos de frente y sepa algo de política. Hubiera quedado como un pedazo de patriota, no como ahora, que se va como un tío al que sólo le importa su trasero.

El País hace un titular mixto. "Rajoy dimite en el PP: Sánchez forma un Gobierno de expertos". La bofetada de la primera parte es muy sutil. Dimite en el PP, pero no dimitió en el Gobierno. Dice el editorial que "la única salida airosa era marcharse y facilitar el relevo". "La decisión de Rajoy facilitará esa regeneración tan necesaria frente a una nueva formación de corte centrista y conservadora como Ciudadanos que le viene comiendo el terreno". Y termina con el nuevo grito de guerra de la izquierda. "La peor gestión la ha desarrollado desde la oposición, elevando la crispación contra el Gobierno de turno hasta límites que rayaban la indecencia. Las primeras señales indican que el PP podría seguir apegado a tal estrategia , como si perder el poder fuera siempre resultado de una maniobra ilegítima". Hay que ser indecente, por utilizar sus propias palabras, para hablar de crispación después de la oposición que le ha hecho la izquierda al PP en la calle y en el Congreso. Y menos de una semana después de que les echaran a patadas con nacionalistas de todo pelaje y sin dar la palabra a los ciudadanos. Cada palo que aguante su vela.

ABC titula atizando a Aznar. "A la orden de quien elijáis". Y luego algún columnista habla de hacer leña del árbol caído. Dice el editorial que Rajoy "puso ayer 'punto final' a una densa y productiva carrera política al servicio público". Qué va, Bieito, el punto final al servicio público lo puso el jueves al no dimitir. "No le quedaba otra salida (...) Pasar página era ya una obligación moral de quien siempre ha sido un leal servidor del Estado". Parece que ya se ha olvidado Bietio de su editorial del viernes suplicando al expresidente un gesto patriótico para que decayera la moción que nunca llegó. Esa memoria… De lo que se va a ocupar el PP a partir de ahora da cuenta el politólogo Jaime de Berenguer. "Albert Rivera ha sido el detonante de la moción de censura, le han perdido las prisas por alcanzar el poder. Ahora, la gobernación de España y su futuro está en manos de quien la quiere disgregar y enfrentar, han abierto la caja de Pandora". Como perros rabiosos a por Rivera, el único que votó no a la moción provocando incluso el cabreo de sus votantes no peperos (que los hay, Rivera, que los hay, no lo olvides). Cómo no espabile Ciudadanos y deje de poner la otra cara lo lleva claro. Sánchez puede estar tranquilo, al fin y al cabo ha sido Rajoy quién le ha facilitado el camino a La Moncloa.

"PPost Rajoy", titula La Razón muy imaginativo. Dice Marhuenda que "la decisión de Rajoy le honra", que "el expresidente, fiel a su estilo no utilizó la autoelogiosa fórmula de que hacía un sacrificio, sino que era consciente de su responsabilidad y de que su ciclo político había llegado a su fin". Había llegado a su fin el jueves, si llega a hablar de sacrificio nos descojonamos todos. En una cosa tiene razón Marhuenda, el PP "está en su derecho a ejercer la oposición con dureza", si fuera contra el PSOE, claro, y al que le pique que se rasque. Cuenta Pilar Ferrer que "la noche del pasado jueves fue larga y dolorosa. Fue su esposa Viri, al filo de la madrugada, la que instó a Rajoy a poner punto y final". ¡Y por qué no le hizo caso, por amor de Dios!, dirán. Pues según Pilar porque "eso sería aceptar mi culpa y eso nunca". Ma me mi conmigo, yo lo primero. Patriota de hojalata le llamó Zapatero. El tiempo le ha dado la razón.

En La Vanguardia, Enric Juliana ha empezado a delirar. "José María Aznar toca a rebato y llama a la unificación entre PP y Ciudadanos". ¿Algún psiquiatra en la sala? Hay manías persecutorias que sólo se curan con medicación.

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